2025: Metas importantes para este año

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Ing. Mireya Tirado Medina

Mentora en Salud, Bienestar y Medio Ambiente

Inicia un nuevo ciclo, un cuaderno en limpio para escribir en él nuestros proyectos y metas.

¿Y qué mejor propósito que invertir en ti mismo?

Muchos de nosotros nos inscribimos al gimnasio, iniciamos un plan nutricional y hacemos el firme propósito de cambiar nuestros hábitos: mejorar las relaciones familiares, leer más, dormir temprano. Tal vez nos proponemos cambiar de coche, viajar o mejorar nuestra apariencia, entre otras cosas. Al final podemos acumular logros externos, pero no siempre son garantía de tranquilidad, estabilidad mental o felicidad.

Hemos de reconocer que cada año iniciamos con ímpetu una ambiciosa lista de propósitos que a mitad de año han perdido impulso, o han sido paulatinamente reemplazados, hasta que ni siquiera podemos recordarlos. Esto crea en la mente subconsciente una autoetiqueta de “alguien que nunca concluye lo que inicia”, lo cual puede ser un autosabotaje interno que te reste autoestima. Desde el punto de vista psicológico, es mejor cumplir plenamente un par de metas, que dejar inconclusa una larga lista de ellas.

Sentirte bien podría ser una meta importante para este año. No obstante, no es tan sencillo como puede parecer a simple vista, porque involucra aspectos de tu vida como salud, dinero, amor, trabajo y muchas cosas más, pero creo que conoces al menos a una persona que teniendo todo eso, carece de paz mental, tranquilidad emocional o felicidad. Piénsalo. Invertir en tu paz interior es preferible a vivir en un vaivén emocional en el que un día estás eufórico y al siguiente estás inmerso en el desánimo o la frustración, sobre todo si las cosas no están saliendo como planeas.

Pongamos en práctica 3 sencillos consejos que te ayuden a llegar –y permanecer– en un estado de paz y tranquilidad que además fomente tu salud física, mental y emocional. No requieren demasiado tiempo o esfuerzo, a medida que los incorpores de a poco en tu rutina diaria.

Primer consejo: practica el desapego

¿Qué pasaría si por un momento cerraras los ojos y dijeras: “suelto el control de todo y acepto las cosas tal y como son”?

Diversos artículos de psicología y neuropsiquiatría señalan que el apego inicia en la infancia del ser humano, a través de sus vínculos materno-paterno y que este se actualiza a edad adulta. Muchos estudios ayudan a entender la forma en que el adulto organiza su historia de apego y sus aspectos positivos, ya que apoyan el desarrollo psicosocial y afectivo de una persona.

Sin embargo, aunque es lícito buscar la paz y felicidad interiores, no es un secreto que muchas veces solemos buscar afuera la realización de los deseos, llegando en ocasiones a convertirse en una necesidad adictiva, ya sea al éxito, a la belleza, al poder, a las experiencias agradables, a la aprobación y al prestigio, entre otros.

Por ello, la práctica del desapego de los deseos encierra gran poder transformador. La aceptación plena de lo que eres, de lo que posees y sobre todo de lo que no puedes controlar, en automático te aligera la carga de la frustración por los deseos desmesurados incumplidos.

El no desear que los demás sean como queremos que sean, digan lo que nosotros esperamos y reaccionen como consideramos correcto que lo hagan, es liberador.

Reconociendo el escaso control que se tiene sobre gran parte de lo que sucede en nuestra vida, podremos llegar más fácil a un estado de sosiego. Querer mantener el control de todo es mental y emocionalmente agotador.

No estamos hablando de no tener sueños y metas. Haz lo que tengas que hacer y desapégate del resultado de tus acciones, en ello radica el disfrute.

Empieza tu día con la siguiente frase: acepto lo que soy y lo que vendrá este día, acepto lo que hay en mi vida y acepto mi realidad. A continuación, pon manos a la obra en lo que tú tengas que hacer y que la vida haga el resto.

Segundo consejo: desarrolla la conciencia plena

Presencia es lo mismo que conciencia. Pasamos demasiado tiempo pensando en nosotros mismos, en lo que queremos y en lo que no queremos, en la percepción que tenemos de otros y de lo que otros opinan de nosotros. Invertimos mucha energía en recordar lo que hicimos en el pasado, algunas veces con autorreproche y también preocupados por el futuro, mismo que por naturaleza conlleva incertidumbre. La mayor parte del tiempo no estamos presentes.

Una técnica sencilla pero transformadora es conectarte con el aquí y el ahora a través de observar tu respiración. Adopta la práctica de conectar con tu respiración y con las sensaciones de tu cuerpo; puedes hacerlo una vez al día durante unos minutos. Es una forma muy efectiva para abandonar la mente errante que vive sin control, brincando del pasado al futuro.

Estudios publicados por la revista norteamericana science indican que durante el día el 47% del tiempo estamos divagando mentalmente, en lo que le llaman la red neuronal por defecto. Es decir, no logramos enfocar en ideas concretas o productivas. La mente se desplaza entre recuerdos y preocupaciones futuras.

Sin embargo, ambos, pasado y futuro son solo ideas, recuerdos e imaginaciones. No son la realidad y no están sucediendo ahora. Toma tiempo para respirar y pon toda tu atención en ello. Es la mejor forma de estar consciente. Vendrán pensamientos, pero no los resistas, vuelve suavemente a posar tu atención en el acto de respirar.

Tercer consejo: sé positivo

Te comparto el testimonio de un médico, conferencista y escritor español especializado en cirugía general y digestiva. Él relata sobre una paciente que acudió a su consulta con un cuadro de dolor abdominal. Estudios de años previos no determinaban una enfermedad visible. Después de indagar un poco sobre situaciones estresantes en la vida de la paciente, el especialista le prescribió algo inusual: que a partir de ese día cambiara de actitud con su jefe, al cual ella aseguraba no soportar. La receta concreta era sonreír al jefe por el lapso de 2 semanas, a costa de su propia voluntad, ya que ella estaba totalmente renuente a hacerlo. De hecho, el doctor le sugirió que fingiera la sonrisa, si fuera necesario. Según la anécdota médica, transcurridas las 2 semanas de dicha práctica, el dolor abdominal de la paciente había disminuido considerablemente y como efecto colateral la actitud del jefe había cambiado por completo hacia ella.

¿Cómo es que una sonrisa puede hacer la diferencia en cuestiones de salud?

Según lo define la neuroanatomía, la ínsula de reil es una pequeña región cerebral asociada con las emociones y la percepción corporal. Este pequeño órgano literalmente mapea el rostro, la postura del cuerpo, la respiración y lo interpreta. De forma que cuando tú sonríes, la ínsula de reil recibe la señal de que todo está bien, o al menos no hay peligros, amenazas o situaciones de estrés en el entorno. De ahí se derivan implicaciones hormonales y fisiológicas que favorecen respuestas de relajación emocional y mental. Por otro lado, el receptor de la sonrisa, a nivel cerebral también recibe un mensaje visual que favorece en él un estado de apertura y relajación.

Así que sonríe, tienes una base científica para saber que el sonreír tiene un impacto positivo en ti y en otros.

Estos 3 ingredientes forman una buena receta para lograr paz y bienestar. Seguramente podrás disfrutar más la experiencia de estar vivo y de lograr lo que te propongas. Recibirás los retos de este nuevo año desde un lugar de tranquilidad y optimismo. ¡Que así sea!

Recuerda, en 2025 que tu principal meta sea sentirte bien.

¡Nos vemos en la próxima!