En este inicio de año probablemente busquemos sentirnos más plenos o mejorar nuestra calidad de vida. Lo que tendemos a ignorar para alcanzar estos propósitos, es que suele ser más sencillo lograr un crecimiento personal al enfocarnos en las preguntas que nos hacemos, en vez centrarnos sólo en la búsqueda de respuestas y explicaciones de lo que nos pasa día con día.
Al elaborarnos preguntas concisas, podemos guiarnos y dirigirnos a un mejor camino, a diferencia de querer conseguir respuestas (las cuales pueden bloquearnos si no son lo que esperábamos).
A continuación te presento algunas áreas de la vida cotidiana que si priorizamos a lo largo de este 2019, sin duda terminaremos el año alcanzando un crecimiento personal.
¿Cómo te despiertas? y ¿Para qué te despiertas?
He visto a muchas personas que se despiertan con negatividad o temor y arrastran esta actitud a lo largo de todo su día, por lo que si las cosas no les salen bien, (lo cuál es muy probable por su estado apático) acumulan esa energía negativa para la mañana siguiente, convirtiéndose así en un patrón que hace no sólo de su vida un pesar, sino que también pueden perjudicar a los que los rodean.
¿Qué preguntas debemos hacernos para cambiar nuestra actitud antes de comenzar el día? Algunas son:
• ¿Qué puedo hacer hoy por mí para estar mejor?
• ¿Qué es lo que espero del día de hoy?
• ¿Cuáles son tres cosas por las que me siento agradecido hoy?
Por otro lado, no es obligatorio conocer nuestro propósito de vida, pero se recomienda construir una vida que se integre con nuestras pasiones. Es comprensible que debido a nuestras responsabilidades no todos podemos abandonar nuestros trabajos o actividades actuales e ir tras la búsqueda de nuestra felicidad; pero si hacemos un esfuerzo por seguir nuestros sueños, el propósito verdadero de nuestra vida comenzará a presentarse.
Para orientarnos en esta área se encuentran las siguientes preguntas:
• ¿Qué me apasiona? ¿Estoy haciendo algo para satisfacerlo? Si no, ¿por qué?
• ¿Siento que invierto tiempo en mis sueños?
¿Cuáles son nuestras emociones?
Estar resentidos y enojados con nosotros mismos u otras personas impide que nos sintamos plenos, además, vivir en el pasado solo nos quitará energía. Pregúntate si realmente es necesario estar estancados en lo que pasó, o si mejor tomamos lo acontecido como una lección y seguimos adelante.
¿A quiénes permito entrar a mi vida?
Considero que el dicho de que somos la suma promedio de las personas con las que nos rodeamos es 100% cierto, muchos hemos experimentado la sensación que algunos individuos nos quitan energía y que otros nos motivan e inspiran a luchar por nuestros sueños.
Para mejorar la calidad de nuestro círculo de amistades puedes preguntarte:
• ¿Me rodeo con gente que no buscan mi bienestar, ni se preocupa por mi?
• ¿A quién necesito cortar de mi vida y con quiénes estar más cerca?
¿Cómo trato a mi cuerpo?
Como ya sabemos, somos lo que comemos, Felice Jacka, investigadora de la Universidad de Deakin en Australia, reportó que la comida sí tiene un poderoso impacto en nuestro estado de ánimo, así que una dieta saludable puede influenciar químicamente el funcionamiento de nuestro cerebro y emociones.
Lo mismo pasa con el ejercicio, cualquier actividad donde haya movimiento propiciará la liberación de dopamina, además de incrementar también nuestra confianza y autoestima.
Aquí hay algunas preguntas que te servirán de guía:
• ¿Qué tipo de alimentos consumo?
• ¿Tengo hambre o estoy alimentando mis emociones/aburrimiento?
• ¿Cuándo fue la última vez que hice ejercicio y qué me motiva hacerlo?
• ¿Trato de realizar diversas actividades? Si no, ¿por qué? (El tiempo nunca es una excusa).
Muchos tenemos visiones específicas de cómo queremos que sean nuestras vidas, pero olvidamos que todo comienza con la elección de cómo decidimos verla; tal como dice la canción: “Despierto y agradezco, todos los días son perfectos, uno decide como verlo, hay que saber seleccionar”.