¿Qué son las mitocondrias y cómo nos ayudan?

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Nathaly Marcus

Nutrición y Ciencias de Alimentos Bienesta En colaboración con el Instituto de Salud Funcional Mente y Cuerpo

Las mitocondrias son estructuras especializadas que se encuentran en las células. Participan en muchos procesos celulares, pero su función más importante es la producción de energía.

La formación de energía se lleva a cabo por medio de una molécula llamada ATP (del trifosfato de adenosina) y el proceso se llama respiración celular. Debido a que las mitocondrias generan alrededor del 90% de todo el ATP producido en nuestro cuerpo, se las conoce como “la fuente de energía de la célula”.

Cuando las mitocondrias funcionan de manera óptima, las células se alimentan de manera eficiente y las vías biológicas funcionan sin problemas. Pero cuando las mitocondrias son disfuncionales, comienzan a acumular daños y los procesos celulares comienzan a interrumpirse gradualmente. La disfunción mitocondrial causada por la acumulación de daño es en realidad una de las características del envejecimiento prematuro.

¿Por qué es importante estimular las mitocondrias?

Las disfunciones en los mecanismos de producción de ATP en nuestras mitocondrias, particularmente en una vía llamada cadena de transporte de electrones, aumentan la producción de subproductos llamados especies reactivas de oxígeno (ROS) que pueden dañar las mitocondrias en altas concentraciones. La disfunción mitocondrial crea una bola de nieve de daño que puede crecer gradualmente para afectar todos los procesos biológicos de nuestro cuerpo.

Esto sucede de forma natural con la edad, pero mejorar la función mitocondrial, su eficacia en la generación de energía y su capacidad para evitar o reparar daños a su maquinaria bioquímica puede contribuir a un proceso de envejecimiento más saludable.

¿Cómo mejorar la función de las mitocondrias?

  1. Ayuno intermitente

El ayuno intermitente consiste en establecer intervalos de tiempo más específicos para las comidas y entre 12 y 16 horas de ayuno al día, el cuál se considera el enfoque más exitoso para mejorar la longevidad. Este éxito se puede atribuir, al menos parcialmente, a un aumento de la eficiencia bioenergética mitocondrial.

El ayuno intermitente actuará como una señal de estrés que desencadena una serie de adaptaciones en las mitocondrias:

• Mejorará la actividad de la cadena de transporte de electrones y regulará la producción de ROS y el estrés oxidativo.

• Promueve la renovación de la red mitocondrial a través de la eliminación de mitocondrias dañadas (autofagia) y la producción de nuevas mitocondrias (biogénesis).

  1. Ejercicio

El ejercicio requiere una gran cantidad de energía para fortalecer nuestros músculos. Lo que pone en marcha a las mitocondrias musculares, que mandan señales de esa demanda energética al resto de la célula. Las células musculares responden produciendo más mitocondrias y más enzimas mitocondriales. Esto aumenta la capacidad respiratoria de los músculos, es decir, su capacidad para producir ATP a partir de nutrientes para potenciar la contracción muscular.

Es una adaptación de nuestras células musculares al ejercicio es una de las razones por las que el rendimiento del ejercicio mejora con el entrenamiento. El ejercicio también es una de las mejores formas de mejorar la biogénesis mitocondrial y la función en el envejecimiento muscular, lo que ayuda a retrasar el deterioro relacionado con la edad en la actividad mitocondrial y la salud muscular.

  1. Nutrientes mitocondriales

Hay muchos nutrientes que pueden ayudar a las mitocondrias a hacer su trabajo de forma más eficiente. Los nutrientes mitocondriales proporcionan sustratos y cofactores que apoyan y estimulan la actividad de las enzimas mitocondriales; mejoran las defensas antioxidantes celulares; eliminan los radicales libres y protegen las mitocondrias de la oxidación; y protegen y reparan las membranas mitocondriales.

Los nutrientes mitocondriales incluyen vitaminas B, carnitina, coenzima Q10, magnesio, manganeso, ácido alfa lipoico, N-acetil cisteína, ribosa, vitamina C, vitamina E, zinc y polifenoles.

  1. Dormir

El cerebro humano utiliza mucha energía y, debido a su alta tasa metabólica, el cerebro acumula una gran cantidad de desechos metabólicos. Durante el sueño, el cerebro se deshace de los productos que pueden ser tóxicos para las mitocondrias.

Un ejemplo es la molécula beta-amiloide. A niveles normales, el beta-amiloide protege las neuronas y apoya su actividad. Sin embargo, cuando se acumula en exceso, el beta-amiloide se vuelve dañino para las neuronas, en particular para las mitocondrias, que pueden desencadenar procesos neurodegenerativos.

Debido a que las mitocondrias neuronales alimentan todas las funciones cerebrales, es muy importante evitar esta acumulación de desechos tóxicos. La falta de sueño daña las mitocondrias, pero una buena noche de sueño ayuda al cerebro a mantener las mitocondrias saludables.

  1. Técnicas de relajación

El estrés psicológico influye en el estado de salud física y las mitocondrias tienen un papel clave en esta influencia. El estrés puede alterar la estructura y función mitocondrial a través de las hormonas del estrés y otras señales de estrés que son detectadas por las mitocondrias. El estrés crónico puede provocar disfunciones mitocondriales y modificar procesos celulares y biológicos. Las disfunciones mitocondriales inducidas por el estrés pueden ser particularmente dañinas para los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico, a partir del cual se puede desarrollar un impacto negativo generalizado en nuestro cuerpo.

Por lo tanto, las prácticas que ayudan a controlar el estrés (meditación, yoga, tai chi o ejercicios de respiración, etc.) pueden ayudar a prevenir los efectos del estrés. De hecho, se ha demostrado que la práctica regular de técnicas de relajación regula positivamente los genes que están relacionados con la función mitocondrial saludable.

  1. Luz solar

Es importante recordar es fundamental realizar baños de sol a diario por un periodo máximo de 15 minutos, sin excedernos. Un efecto bien conocido de la luz solar es la producción de vitamina D en nuestra piel.

Resulta que la vitamina D es necesaria para la actividad mitocondrial y que la suplementación en adultos con deficiencia de vitamina D mejora la capacidad oxidativa mitocondrial en los músculos. Además, los estudios en animales han demostrado que la vitamina D promueve la biogénesis mitocondrial y aumenta la capacidad oxidativa de las mitocondrias en los músculos y la grasa parda.

  1. Terapia de luz infrarroja

La terapia luz infrarroja puede penetrar la piel y actuar sobre las mitocondrias mediante la estimulación de una molécula llamada citocromo C oxidasa. Esta molécula es parte de la cadena de transporte de electrones mitocondrial que produce ATP. La terapia de luz infrarroja mejora la eficiencia de la cadena de transporte de electrones mitocondrial y la producción de energía.

  1. Apoyo a NAD + NAD + (Dinucleótido de nicotinamida y adenina)

Es una molécula derivada de la vitamina B3 que se encuentra en cada una de las células de nuestro cuerpo. NAD + tiene un papel clave en la función mitocondrial: es el principal responsable de la entrega de los electrones que se extraen de los alimentos a la cadena de transporte de electrones para la producción de ATP. Por tanto, el NAD + es tan importante para las células como el propio ATP. En consecuencia, NAD + es esencial para el mantenimiento de la salud.

Los niveles de NAD disminuyen naturalmente en muchos tejidos a medida que envejecemos. Esta disminución también puede contribuir al proceso de envejecimiento. Sin embargo, podemos aumentar los niveles de NAD + proporcionando a las células nutrientes que pueden ayudarlas a optimizar el metabolismo de NAD +. Hacerlo puede contrarrestar la disminución de NAD + relacionada con la edad y ayudar a respaldar la función mitocondrial, proteger contra enfermedades relacionadas con la edad y respaldar la longevidad.