El arte de caminar
con la luna

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Rosario Sirgo

Astrología

¿Sabías que las mujeres tenemos una conexión muy especial con la Luna? ¿Te has dado cuenta que tu estado de ánimo puede cambiar según la fase en la que esté la Luna? Desde tiempos ancestrales los seres humanos se dieron cuenta de la naturaleza cíclica de la realidad, desde que todos los días amanece y anochece, hasta que el año está marcado por las cuatro estaciones. La Luna también tiene un ciclo, es de 28 días aproximadamente y tiene 4 fases. Este ciclo se repite 13 veces durante un año.

La Luna tiene influencia sobre el agua en la Tierra, cuando hay Luna Llena, por ejemplo, sube la marea del mar. Y si los seres humanos somos ¾ partes de agua ¿tendrá un efecto en nosotros? ¡Claro! Los cuatro elementos que son fuego, tierra, aire y agua están presentes en nuestro cuerpo y el agua se relaciona con las emociones.

Entonces el efecto que la Luna tiene en nuestro cuerpo tiene que ver con nuestro mundo emocional.

Y tiene una mayor influencia en las mujeres porque nosotras tenemos ciertos momentos en la vida en los que “las aguas internas” aumentan. Estos períodos son la menstruación, el embarazo, la lactancia y la menopausia. Es por eso que los movimientos de la Luna nos afectan más que a los hombres. No es casualidad que el ciclo lunar y el ciclo menstrual sean ambos de 28 días. En las tradiciones ancestrales las mujeres sabias sabían que existía una relación entre la Luna y ellas y se ciclaban con su ritmo. Esto quiere decir que sabían que cada una de las cuatro fases de la Luna tiene una intención y lo aplicaban a su vida diaria. Esta tradición sigue viva hoy en día, de hecho, existen escuelas que se dedican a enseñar cómo aplicar al día a día los movimientos lunares. Y por eso también se le da tanta importancia y pueden llegar a ser grandes acontecimientos las Lunas Llenas y las Lunas Nuevas, son momentos en los que hay mucha energía disponible para hacer un trabajo de conciencia.

El primer paso para trabajar con la energía de la Luna tiene que ver con las cuatro fases que, juntas, forman un ciclo: Luna Nueva, Luna Creciente, Luna Llena y Luna Menguante. Desde plantar la semilla de algo nuevo que quieras gestar, hasta verlo crecer, verlo en su esplendor y verlo morir, porque todo en esta vida cambia y se transforma.

Luna Nueva: es la fase en la que la Luna no se ve en el cielo porque va a empezar a crecer. Tiene que ver con ir hacia adentro de ti y buscar qué es lo que quiere nacer de tu corazón. Es un momento en el que puedes sentir con mayor claridad las respuestas a las preguntas que te estés planteando. Pueden ser nuevos comienzos, ideas, proyectos, relaciones, emociones. Dar inicio a nuevos aspectos en tu vida. Por ejemplo, casarte, entrar en una nueva relación, empezar un nuevo trabajo, abrir un negocio, iniciar un proyecto, comprar un terreno, hacerte un examen médico de rutina, abrirte a un nuevo propósito. Usando como metáfora una planta, sería el momento de preparar la tierra para colocar la semilla, y en esa semilla va la intención personal con toda la potencialidad de lo que puede ser.

Luna Creciente: ocurre siete días después de la Luna Nueva y tiene que ver con la continuación del propósito que sembraste en la Luna Nueva. Fortalecer la mente, recoger información, hacer investigación, realizar cambios, reparaciones, mejoras. Todo lo que desees hacer para que la intención que sembraste perdure. Por ejemplo, retomar un esquema de nutrición o de vitaminas, tomar un taller o curso que conecte con la intención que sembraste, hacer cambios o mejoras, llevar una agenda. Es muy común que en esta fase te sientas más contenta, con mucha energía, juguetona y que estés más abierta y espontánea.

Luna Lena: es la fase cuando la Luna está complemente llena de luz en el cielo. Y, si la Luna representa nuestro mundo emocional inconsciente, en esta fase todo lo que está debajo y escondido se ilumina y se nos sale a borbotones. Es por eso que con la Luna Llena muchas veces puedes sentirte tomada por tus emociones y que no tienes control sobre ellas. Te encuentras con las cuestiones de la vida que no has podido resolver. También tiene que ver con la cosecha simbólica de lo que sembraste, ya sea en ese ciclo o en ciclos anteriores. Es un buen momento para celebrar un propósito pasado, para agradecer, llevar a cabo celebraciones importantes, caminatas, reuniones con amigos, para hacer meditaciones profundas para conectar contigo, para escribir, consultar oráculos y hacer rituales, darte baños purificadores y limpiar tus cuarzos. Revisar con conciencia en qué aspectos de tu vida hace falta realizar una limpieza o reflexión para que puedas continuar en los siguientes ciclos con una energía más clara y limpia.

Luna Menguante: es la fase cuando la Luna empieza a hacerse más pequeña hasta desaparecer del cielo. Representa el momento de soltar, limpiar y dejar ir. Liberar lo sea necesario liberar. Durante estos días puedes sentirte cansada, querer soltar tu parte mas lógica y racional e irte a la parte más receptiva y estática, querer descansar y estar más serena. Es un buen momento para meditar y ver qué aspectos de tu vida son necesarios soltar y hacer sin miedo un auto examen para ir más ligera de equipaje. Por ejemplo, hacer una limpieza de tu casa u oficina, tirar lo que no sirve, hacer donaciones, finalizar un proyecto, abandonar un mal hábito, hacer una venta de garaje, cortarte el pelo maltratado, pagar deudas, darte un masaje para drenar energía negativa, todo lo que quieras cortar de manera definitiva.

Trabajar con la Luna y sus fases te permite estar conectada contigo misma y te devuelve a tu propio poder personal. Al sintonizarte con cada fase vas conociéndote más internamente y descubriendo qué es lo que quieres manifestar en tu vida. Tomas tú el control de tu propia vida y dejas de ponerla en manos de los demás y del exterior.