Un picky eater es un niño que es sumamente selectivo a la hora de comer. Son niños que aceptan una limitada cantidad de alimentos, en ocasiones pueden llegar a omitir un grupo completo de estos (generalmente las verduras) y cualquier cambio en la presentación o sabor de un platillo puede ocasionar un rechazo. Cada niño es diferente y por lo tanto la estrategia nutricional para revertir esta selectividad es individualizada, sin embargo te comparto algunas recomendaciones generales para el prevenir o tratar la selectividad alimentaria en niños.
Regla de oro. “Los padres o cuidadores deciden calidad de la alimentación, los niños deciden cantidad de alimentos a comer”.
Lo primero y más importante a tener en mente cuando estamos enseñando a comer a nuestros hijos es que como padres o cuidadores somos los responsables de decidir qué alimento es el que se va a ofrecer o presentar, sin embargo es muy importante respetar la cantidad de alimento que el niño decida o no comer.
Debemos evitar las amenazas a que “se termine el plato”, o que si no come por número de mordidas de algún alimento no podrá consumir algún otro (que por lo general es un postre). Aunque parezca ilógico, este tipo de comportamiento solo empeora la selectividad de los niños, además de que estamos enseñando a los niños a no hacer caso a las señales de hambre-saciedad.
Otro punto importante, al ofrecer ciertos alimentos como “premio”, estamos favoreciendo el que el niño empiece a dar prioridad o jerarquía a los alimentos, acabando con ideas falsas como lo saludable es feo, pero postres, donas, dulces, son mejores y por eso son “premios”.
Designar un lugar específico para comer y con una silla con adecuado soporte.
Todos los tiempos de comida deben ofrecerse en el mismo lugar, idealmente el comedor o área en el que come el resto de la familia. Es super importante asegurar que el niño tenga los 3 ángulos de 90 grados requeridos para una buena postura. El primero, el la cadera y espalda deben estar recargadas y formando un ángulo de 90 grados; el segundo, las rodillas deben de formar otro ángulo de 90 grados y finalmente los pies deben estar completamente recargados y formando el tercer ángulo de 90 grados en relación con el piso.
Existen periqueras especiales diseñadas para favorecer esta postura, sin embargo son caras. Pueden utilizarse sillas y mesa acorde a su tamaño para favorecer esta buena postura, o también utilizar sillas que se tengan en casa e idear para que tengan un buen soporte de los pies (poner banquito para que los apoye).
Utilizar platos y utensilios adecuados.
Es normal que los niños se “enojen” porque ciertos alimentos se mezclan entre si, o también pasa que si les servimos todo mezclado en un mismo plato ellos se “abrumen” de tener que acabarse todo. Utilizar platos especiales, de preferencia de un solo color, y con divisiones, es una excelente estrategia que ayuda a dar orden al plato y que el niño acepte de manera más fácil los nuevos alimentos. Otra opción es utilizar distintos refractarios o platos chicos para colocar un alimento distinto en cada uno.
Al igual que el plato, existen cubiertos adecuados para cada etapa de la vida, lo cual facilita su uso y puede ayudar a formar parte de la diversión de comer.
Tener horarios establecidos y rutina establecida.
Es muy importante que el niño sepa que hay una rutina predictible y horarios establecidos de comida. Esto ayuda a que el se anticipe y no se genere ansiedad a “lo que sigue”. Entre estos tiempos de comida debe ofrecerse agua natural solamente para permitir que llegue al siguiente tiempo de comida con hambre.
Dar estructura a la comida
Es importante fijar un tiempo para que el niño coma. 30 minutos por tiempo de comida es lo ideal. Si el niño aun no termina, se retira el plato y listo. Se vuelve a ofrecer otro alimento en el siguiente horario ya sea de refrigerio o tiempo de comida. Ojo, si no aceptó ese alimento, es importante ofrecer una diferente presentación o preparación de ese alimento.
Algo normal que muchos hacemos, en desesperación para que coma, es “perseguir” al niño por toda la casa con la cuchara para que coma. Este es un muy mal hábito que solo propicia más una actitud selectiva hacia los alimentos. Es super importante recordar que hay un lugar establecido para comer.
Modificar el ambiente de las comidas
A la hora de la comida se debe cuidar mucho o favorecer un ambiente positivo. Lo ideal es que todos se sienten juntos en la mesa, coman los mismos alimentos, se genere una platica positiva o en su defecto evitar comentarios negativos hacia los alimentos por los demás integrantes de la familia. NO debe de haber distractores a la hora de comer; es decir, no celulares, ipad, televisión, etc.
También algo super importante es que el resto de la familia coma los mismos alimentos que se le están ofreciendo al niño. No hay nada que influencie más que el ejemplo. Si el resto de la familia NO tiene buenos hábitos de alimentación, se puede aprovechar esta oportunidad para todos juntos mejorar y ser una familia mas saludable.
Utilizar una amplia gama de colores, texturas y figuras.
A los niños les llama mucho la atención un plato ordenado y con distintos colores y texturas. Intenta presentar alimentos en diferentes tamaños y formas (palitos, estrellas, bolitas, puré, cuadritos) utilizando varios colores e inclusive podrías hacer dibujos o platillos divertidos.
Exposición repetida.
¿Sabías que un niño requiere de hasta 15 exposiciones de un alimento para que lo acepte? Un error común que cometemos los padres es creer que porque no aceptó un alimento 2 o 3 veces es porque “no le gustó”. Debemos exponer repetidas veces, en diferentes presentaciones, para que el niño vaya familiarizándose no solo con el sabor sino con el color, consistencia, textura y así logre aceptarlo.
Involucrarlos en selección y preparación de alimentos y menús.
Una manera de facilitar el que tu hijo acepte nuevos alimentos es involucrarlo desde la selección y preparación de estos. Puede acompañarte a comprar los alimentos o si es posible, pueden tener un huerto en casa en el que pueda observar como crece y él mismo cosecharlo. En la cocina puede ayudar desde lavar y desinfectar, o preparar el alimento y servirlo en la mesa. Poner la mesa, ayudar a lavar trastes, todo sirve para involucrarlos y facilitar la aceptación del alimento.
Una herramienta importante que disminuye la ansiedad a nuevos platillos es involucrarlos en la elaboración de los menús semanales. Recordar que siempre hay que ofrecer al menos 1 alimento ya aceptado para disminuir la ansiedad en cada tiempo de comida, pero sí presentar nuevos alimentos frecuentemente… no olvidar el punto anterior, es importante la exposición repetida.
Dejar que experimenten y se ensucien.
Para que realmente conozcamos un alimento, debemos no solo probarlo sino olerlo, verlo, tocarlo, sentirlo. Es super importante que tu hijo experimente e inclusive juegue con los alimentos. Cuando los padres se estresan mucho por mantenerlos limpios, o estarlos limpiando a cada rato, interfieren en este proceso, por lo que lo ideal es dejarlos que se ensucien y una vez que terminen ya limpiar.