La dieta carnívora se ha popularizado como una forma extrema de alimentarse, eliminando todos o casi todos los alimentos de origen vegetal, basándose sólo en comer carne, pescado, huevos y productos lácteos.
En la historia tenemos que hace 2.5 millones de años aproximadamente se incorporó el consumo de carne a la dieta, sin embargo, es importante saber que nunca fue exclusiva, sino que se consumían también vegetales. En el periodo Paleolítico los humanos incluían frutas, verduras, tubérculos, raíces y semillas, y aunque iniciaron comiendo carroña, luego apareció la caza, y después el fuego, lo que ayudó a digerir mejor la carne.
Hoy en día las dietas carnívoras estrictas tienden a excluir grupos de alimentos importantes para la salud, además de que este tipo de dietas carece de las pruebas a largo plazo necesarias para recomendarla como estrategia dietética saludable y sostenible.
Otro punto importante es que estas dietas restrictivas pueden provocar carencias de fibra, vitaminas y minerales, y aumentar excesivamente la ingesta de grasas saturadas y colesterol. A su vez, esto se asocia a un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y otros riesgos para la salud.
Sabemos que estamos en una etapa de consejos nutricionales contradictorios y confusos, así como de de especialistas que dicen tener la verdad absoluta, pero la ciencia y estudios nos ofrecen soluciones y consejos más sencillos y llevaderos para poder ayudar a tener una mejor salud y también en el caso de la pérdida de peso, algo más duradero.
Comparto algunos datos e información basados en ciencia de por qué no se recomienda este tipo de dieta restrictiva:
- Las dietas equilibradas, que incluyen alimentos de origen vegetal, favorecen la salud y el control del peso a largo plazo. Las investigaciones demuestran que las dietas ricas en una variedad de frutas y verduras (mínimo 400 g/día), legumbres, frutos secos semillas y cereales integrales ayudan a reducir el riesgo de enfermedades crónicas, al tiempo que favorecen un control saludable del peso. Al mismo tiempo, es importante limitar los azúcares añadidos y libres, las grasas totales a menos del 30% del total de calorías diarias, las grasas saturadas por debajo del 10% y la ingesta de sal a no más de 5 g al día.
- Una dieta equilibrada también proporciona fibra alimentaria que es un componente esencial para la digestión, la salud cardiovascular, la diabetes tipo 2 y la salud intestinal, y se encuentra exclusivamente en los alimentos vegetales. La insuficiencia de fibra se ha relacionado con mayores riesgos para la salud. El excluir por completo los alimentos de origen vegetal puede conducir a una reducción de la diversidad de la microbiota y aumentar el riesgo de padecer varias carencias de nutrientes (por ejemplo, vitamina C, folato, potasio y calcio). Tenemos además, estudios que sugieren que la transición de las dietas típicas ricas en carne de vacuno y productos lácteos a dietas de origen vegetal podría reducir la mortalidad por cualquier causa hasta en un 19%.
- El tema ambiental también se ve afectados con este tipo de dietas exclusivas de carne y derivados, ya que la producción de alimentos de origen animal requiere más recursos que la de alimentos de origen vegetal, y tiene un mayor impacto medioambiental (uso de la tierra, el consumo de agua dulce y las emisiones de CO2 por tonelada de proteína consumida).
Uno de los argumentos más escuchados y leídos sobre este tipo de dieta carnívora, es que el comer carne es más “natural” y se asemeja más a la dieta llevada por nuestros antepasados. Sin embargo, este argumento no toma en cuenta un punto crucial: las dietas antiguas del humano eran muy diversas y se adaptaban a la disponibilidad regional. Si bien es cierto que los cazadores comían carne, se alimentaban también de vegetales silvestres que aportaban vitaminas, fibras y minerales que no estaban en la carne. Además, la carne que consumían tendía a ser más magra que la que se tiene hoy en día, donde los animales se alimentan diferente.
Y por último, no podemos de dejar a un lado que estos cazadores estaban en constante movimiento, situación que desafortunadamente no tenemos en el humano promedio de estos tiempos, y de ahí que estas dietas tienden a aumentar niveles de lípidos en el organismo y a afectar así la salud cardiovascular.
En conclusión, en lugar de restricciones extremas, busquemos adoptar el equilibrio dietético incluyendo una variedad de alimentos ricos en nutrientes, que pueden estar tanto en alimentos de origen animal como vegetal, para así, mantener la salud y el bienestar generales.
Fuentes: Consejo de Seguridad Alimentaria Europea. The European Food Information Council : Food facts for healthy choices | Eufic Nutritionstudies.org.
