¿Propósitos de año nuevo o estilo de vida saludable?

Picture of Eliana Ortega Calderón

Eliana Ortega Calderón

Lic. en Nutrición

Con frecuencia las personas tienden a hacer propósitos muy demandantes o difíciles, que terminan siendo abandonados al poco tiempo, sobre todo en lo que se refiere a la alimentación.


Después de las fiestas decembrinas es probable que vengan remordimientos sobre el alto consumo de alimentos energéticos. Es posible también que se recupere peso y que se haya abandonado la rutina de ejercicio. Con frecuencia las personas tienden a hacer propósitos muy demandantes y a buscar remedios rápidos como las dietas estrictas o extremas, mismas que suelen ser interrumpidas al poco tiempo. La recomendación no es hacer propósitos de año nuevo inalcanzables sino examinar los hábitos alimenticios y hacer correcciones necesarias para alcanzar una dieta saludable.

Análisis de hábitos alimenticios

Los hábitos alimenticios no son un indicador de lo que se consume en un solo día. Los hábitos alimenticios se refieren a la forma de comer, a lo que se consume con mayor frecuencia, es decir a un estilo de vida. Estos hábitos son los que pueden o no favorecer el estado nutricio de un individuo o grupo de personas como lo es la familia.

Una manera rápida y sencilla de evaluar si tenemos buenos hábitos alimenticios es llevar el registro durante tres días de los alimentos consumidos (con cantidades aproximadas), así como los horarios de consumo. Las bebidas deben ser incluidas. Un ejemplo:

Una vez terminado el registro de alimentos individual o grupal, se puede echar un vistazo al Plato del Bien Comer que es la guía alimenticia para la población mexicana, y así comparar y analizar qué tan lejos o qué tan cerca está de las recomendaciones sugeridas.

Trabajando en hábitos para una vida saludable

Terminando el examen de hábitos alimenticios, es posible comparar qué tan cercana es la forma de comer a las recomendaciones del plato. Por ejemplo, ¿Cuántos vegetales entraron en la dieta? ¿Con cuánta cantidad de grasa se cocinó? Si se encuentran muchas diferencias entre el consumo y las recomendaciones, no hay por qué preocuparse, siempre es tiempo de empezar a hacer cambios positivos.

A continuación algunas recomendaciones para empezar a trabajar en ello.

1. Procurar preparar comidas que incluyan los tres grupos de alimentos. 

Un plato completo nutricionalmente hablando deberá constar de los tres grupos, por ejemplo:

• Desayuno: avena con leche y fruta o huevos con espinacas y tortilla de maíz
• Comida: caldo de verduras con pollo o garbanzos, y una tortilla con aguacate.
• Cena: tacos de frijoles con rajas y aguacate.

2. No hay alimentos buenos o malos.

Esta clasificación no ayudará mucho al momento de querer hacer cambios en la manera de comer. Por ejemplo, hay que evitar decir que las verduras son buenas y las papas fritas son malas. Se debe considerar que la prohibición puede llevar a querer más. Lo importante es manejar la frecuencia de consumo de los alimentos menos o poco saludables (no malos).

Por ejemplo, en lugar de que las papas fritas o palomitas sean parte del snack de la tarde, empieza a consumirlas una vez por semana, y después una vez por mes, y completar los otros días con alimentos más saludables.

3. Tener variedad de comida saludable en casa.

La mayoría de las personas comemos con mayor frecuencia lo que se tiene al alcance, ya sea en casa o en la oficina. Por esta razón, hay que procurar hacer una planeación de lo que se va a comprar. ¿Qué voy a encontrar cuando abra el refrigerador o la despensa en la tarde? Empieza por hacer una lista antes de ir al supermercado, ¡Apóyate en El Plato del Bien Comer!

4. Ser un ejemplo al comer saludablemente.

En caso de tener hijos, la mejor manera de motivarlos a comer saludablemente es que vean a sus padres hacerlo. Los niños son los mejores imitadores de las acciones de estos. Si el objetivo es que el niño empiece a incluir más vegetales en su dieta, hay que permitir que pueda observar cómo es posible disfrutarlo. Esta será la mejor manera de transmitirle ese mensaje. Resulta difícil exigir lo que no se da o se hace.

5. Incluir actividad física en tu día.

Dedicarle un tiempo en el día a una actividad física traerá muchos beneficios como el mantener un peso saludable, fortalecimiento de músculos, apoyo para perder peso, mejora en el estado de ánimo. No hay que empezar con metas demandantes, es mejor hacerlo con 30 minutos diarios de alguna actividad física y así poco a poco ir incrementando el tiempo hasta conseguir una hora diaria.

Concluyendo que siempre será mejor buscar y trabajar en hábitos saludables que perduren y no buscar remedios y dietas de moda que difícilmente se podrán seguir como un estilo de vida.