Más mitos y miedo con respecto a nuestros hijos

Picture of Ricardo Acosta

Ricardo Acosta

Pediatra Neonatólogo

A sugerencia de ustedes, más mitos y miedos dignos de derrumbar.


Los dientes

La verdad, pobres dientes. Son importantísimos para nuestra alimentación, y tienen ancestralmente la culpa de todo en nuestros bebés. Empecemos por lo que sí provocan:

1) Fiebre leve (38 oC), dolor moderado y evacuaciones más líquidas de lo normal, exclusivamente en las 24 horas posteriores a la erupción de los mismos… Esto es, fiebres mayores de 38.5 oC, dolor excesivo, diarrea de más de 24 horas, no son atribuibles a esto.

2) Salivación excesiva y comezón en la encía, desde los 2 hasta los 8-9 meses, aunque algunos niños pueden salivar “babear” hasta los 2 años de edad.

Todo lo demás: falta de apetito, que se levanten por las noches, que sean la causa de que se enfermen a cada rato, que vean con malos ojos a la abuela paterna, que no quieran al perro etc, es totalmente falso.

Familias de un solo hijo

Mitos: Son egoístas, inseguros, mimados, tristes.

Realidad: Estudios muy serios demuestran que les va igual en la vida que a los que tienen hermanos. El único secreto: que convivan con muchos niños y no lleven una vida de adultos. En este mundo tan difícil y complicado desde todos los puntos de vista, incluso algunos autores han sugerido que quizá los hijos únicos tendrán una ligera ventaja por mayor asignación de recursos económicos para mejores escuelas y oportunidades: compartiría parcialmente este punto de vista, puesto que no todo en la educación de los niños es el colegio al que van… Lo cierto es que cada vez vamos a tener más parejas decidiendo tener un solo hijo, y la familia y los doctores debemos dejar de estigmatizar a los papás por esta decisión que es solamente de la pareja, no de la tía, abuela, cuñada ni familia extendida.

Los niños no ven al nacer o ven en blanco y negro

¡Falso! Desde que nacemos, vemos a todo color. Lo que es cierto es que la visión está fuera de foco: a los 1 ½ a 2 meses, el bebé puede ya ver de cerca (30-50 cms), de ahí que pueda reconocer caras y sonreír, y a los 6-8 meses tiene una visión lejana 20-20. Muy importante también mencionar que el hacer bizcos es normal hasta los 6 meses de edad, pero si esta condición persiste más allá de este tiempo, es muy importante buscar el asesoramiento de un oftalmólogo pues puede haber un problema (pobre visión o estrabismo) que debe corregirse.

Tampoco se vuelven bizcos por voltear persistentemente hacia arriba.

No sientes a tu niño antes de los 6 meses pues se va a volver jorobado o se le caen los cachetes.

En el desarrollo del bebé, el adagio es este: Si un bebé desea hacer una actividad nueva, no le hace daño. Por el contrario, hay que alegrarse de sus avances. De manera natural e instintiva, un bebé tiende a querer sentarse desde los 3 meses de edad, y siempre y cuando esté sostenido (almohadas, el regazo de los padres) desde luego que no causará ningún daño. De la misma manera, si un bebé quiere estar en posición completamente parada (vertical) tampoco será “zambo”, nuevamente, siempre y cuando exista un apoyo a nivel de axilas o manos por parte del progenitor. La pregunta que siempre les hago a los papás en mi consultorio: ¿Cuántos adultos conocen que estén jorobados o zambos por haber sido bebés sanos?

De la necesidad de eructar o “repetir” al bebé

Volviendo a mi fascinación por la biología comparativa de los mamíferos terrestres, creo que somos los únicos que hacemos repetir a nuestras crías. Nunca he visto a ninguno de nuestros primos muy cercanos, (compartimos el 96% con los chimpancés) repetir a sus crías… Se ha convertido en un ritual y hay mamás que se la pasan más de una hora tratando de hacer repetir a los recién nacidos en la falsa creencia de que de no hacerlo, regresarán la leche y/o podrán “broncoaspirar” (ah, este término, el cual será motivo de otro artículo…) Para aquellos afortunados bebés que sólo toman seno materno, no es necesario hacerlos repetir. Para los bebés que toman biberón ya sea parcial o totalmente, y que sí tragan más aire por la forma de la mamila, posiblemente hacerlos repetir pero no más de 10 minutos, no es mala idea para evitar las molestias por la acumulación de gas.

El gateo

Múltiples mamás me llegan al consultorio con bebés entre 6 y 9 meses de edad, preocupadas y obsesionadas porque su niño(a) no ha gateado y ya se quiere parar o empieza a dar pasos con ayuda. El problema es que una escuela de moda de desarrollo infantil ha difundido desde hace bastantes años la idea de que el gateo es absolutamente necesario para el desarrollo del ser humano, y que quien no lo hace, tendrá problemas de equilibrio, orientación, aptitud matemática y hasta para conseguir universidad o pareja… Incluso, se les recomienda por parte de estas educadoras y sitios web que prohíban o inhiban la caminada y forcen al bebé para que a cualquier costo gatee primero (ya se imaginarán los berrinches del pobre)… La verdad al respecto es que el gateo es efectivamente una fase del desarrollo del lactante a las edades mencionadas, pero en muchas ocasiones, los bebés primero caminan y luego gatean, sin tener nada de malo ni de afectación al desarrollo futuro. Cuando hay que preocuparse es si a la edad de 9-10 meses, el bebé no es capaz de sostenerse parado por unos minutos y/o no ha gateado, ambas cosas. Si ya hace cualquiera de las dos, el desarrollo será normal el resto del tiempo. Por cierto, me ha tocado oír historias de adultos cuyos terapeutas los ponen a gatear por no tener buen equilibrio… En serio, no es broma.

Los bebés no se enferman por andar descalzos. Se enferman por estar en contacto con otros niños o adultos enfermos. Una próxima entrega será precisamente de la necesidad de que los niños anden sin zapatos en sus primeros años para aprender más rápido a caminar.