Si supiéramos los beneficios que genera vivir en una casa ordenada y sólo con lo que necesitamos, sin tener cosas de más o cosas “por si acaso”, que lo que tengamos realmente se use y que tenga un lugar específico en nuestro hogar, nuestra mente estaría en paz y seríamos más felices, porque lo que está adentro se refleja afuera. Así nos centraríamos en lo que realmente es importante y nuestra mente estaría donde debe estar, en lo que para cada quien es importante.
¿Cuántas veces guardamos por si acaso y ese día nunca llega? Aquello que dejamos pendiente, cuando procastinamos, se amontona en nuestro cerebro, ocupa lugar y molesta. A veces sucede que no podemos encontrar esa armonía en nuestra casa. Armonía que seguramente tuvimos en algún momento de nuestra vida y que, por alguna circunstancia, perdimos, perdiendo también el control de lo que había en nuestro hogar.
El desorden no sólo afecta a una persona. El desorden termina afectando a todos los miembros de una familia en mayor o menor medida. En la vida diaria perdemos tiempo cuando las cosas no están en su lugar, o cuando no las encontramos con facilidad, y esa pérdida de tiempo nos puede llevar a ser impuntuales en nuestras citas con amigos o en la llegada al trabajo o la escuela. Llegar tarde en nuestras actividades cotidianas pueden hacernos sentir abrumados, estresados, ¡sobrepasados!, condicionando el estado de ánimo con el que iniciamos, e incluso vivimos, todo el día.
Muchas veces te acuerdas perfectamente de lo que tienes aunque haga mil años que no lo ves. Seguramente quedó en el fondo del closet o en un cajón que nunca usas, y entonces es como si no existiera, porque lo que no se ve no se usa. Lo que no se ve no se usa… ¡Me encanta compartir con ustedes esta verdad en cada taller que imparto! Si lo tienes pero no sabes dónde está es como si no lo tuvieras, y eso significa invertir un tiempo valiosísimo recorriendo cada rincón de la casa hasta encontrarlo. Pero también puede significar dedicar dinero a comprarlo nuevamente. ¡Imagínate pagando por comprar algo que ya tienes pero que no encuentras debido al desorden! Cuantas más cosas acumulamos, más difícil es mantener la organización y el orden en nuestros espacios de vida cotidiana.
El orden en nuestra casa es una de las mejores inversiones que podemos hacer si apreciamos el tiempo libre, la vida relajada y la posibilidad de reconectarnos con nuestro hogar, con nosotros mismos y sobre todo, con nuestros seres más queridos. Ordenar los espacios que nos rodean implica cuidarnos a nosotros mismos y cuidar a quienes amamos, y esa sensación se experimenta cuando decides arreglar y organizar algún lugar de tu casa, por pequeño o recóndito que sea. Inténtalo y verás cómo, al terminar, te sentirás diferente. Sentirás una sensación de bienestar y de alivio como si te hubieras quitado un gran peso de encima. ¿Por qué? ¡Simplemente porque te deshiciste de cosas que no debían estar ahí! Cosas llenas de recuerdos no tan gratos o con carga emocional negativa. Cosas que no querías y no te atrevías a descartar. Cosas que debían salir para abrir la puerta a la paz y a las nuevas energías.
¡Organiza tu casa! Tu hogar es el espacio más importante de tu vida y de aquéllos a quienes amas. Los beneficios son enormes para todos. No pierdas tiempo. ¡Empieza ya a hacer los cambios!
1. Descarta, elimina, tira o dona
Ésta es la primera regla y la más importante. Para que entren cosas nuevas en tu hogar debe salir lo viejo.
2. Un lugar para cada cosa
Cuando cada cosa tiene su lugar no hay manera de que te invada el desorden.
3. No guardes “por si acaso”
No guardes cosas para ese día que quizá nunca llegará. No proyectes carencias.
4. Ordena por tamaños y colores
Aplica esta regla para ordenar el closet, los libreros, la despensa, el cuarto de juegos, la cochera y demás espacios de tu hogar.
5. Usa contenedores o canastas para ordenar
Son los aliados de la organización. Facilitan el orden y te brindan armonía.
6. Etiqueta
Haz categorías que te ayuden a clasificar y nombrar las cosas que hay en tu casa.