Alimentación & Enfermedad

Picture of Ma. Guadalupe Domenzain

Ma. Guadalupe Domenzain

Química / Inflammation Research Foundation Certified Health Care Practitioner

¿Existe conexión entre nuestra salud y lo que comemos?

A través del tiempo, cada vez es mas frecuente relacionar nuestro estado de salud, con el estilo de vida que llevamos, y por supuesto, con la alimentación.

Y al mismo tiempo, pareciera que no hay ninguna conexión, ya que, a pesar de tener casos en la familia con diabetes, cirrosis o cáncer, algunas personas siguen con sobrepeso, comiendo azúcares, bebiendo alcohol, etc. Entonces, el día de hoy me gustaría que profundicemos más en lo que dice la ciencia a este respecto, y para ello, tomaremos el ejemplo del cáncer.

Desde hace tiempo se ha atribuido el desarrollo del cáncer especialmente a la información genética que guardamos de varias generaciones en nuestra historia familiar. Recientemente se le ha relacionado también con emociones negativas sin resolver, como el resentimiento y la ira.

Si bien no podemos negar que ambos factores existen y que pueden repercutir entre otros, en la aparición y el desarrollo de la enfermedad, no hay duda que la alimentación y el estilo de vida que elegimos puede ser determinante en la expresión de dichos genes ó en la influencia de las emociones en nuestra salud.

Consideremos al cáncer como una enfermedad cuyo componente inflamatorio es muy importante. Durante el día ocurren una gran cantidad de “ataques” de radicales libres capaces de desencadenar un sinnúmero de reacciones en cadena, provocando que células buenas se conviertan en malas. Así mismo, si contamos con un desequilibrio en eicosanoides pro-inflamatorios, podemos provocar que se favorezca la formación de leucotrienos de la serie 4, capaces de formar los vasos sanguíneos que irrigan al tumor canceroso para permitir que siga creciendo, en vez de provocar que nuestro sistema inmunológico lo detecte y lo destruya.

Para que tengan una idea, el sustrato para la formación de dichos leucotrienos es el ácido araquidónico catalizado por la enzima ciclo-oxigenasa 2, y tiene todo que ver con los alimentos que metemos a nuestro cuerpo. El ácido araquidónico aumenta cuando consumimos harinas, azúcares, almidones, vísceras, aceites vegetales, etc.

Cuando se habla de Inflamación Celular, a través de diferentes rutas metabólicas, provocamos la activación de un factor de transcripción genética llamado “Factor Nuclear Kappa-beta” o NF-kB, el cual una vez que entra al núcleo de la célula, activa genes de la inflamación, oxidación y obesidad. De la misma manera que podemos producir ciertas proteínas que serán capaces de activar genes de enfermedad.

Otra de las consecuencias de los malos hábitos de nuestra cultura, es la inhibición de la AMPK, interruptor maestro de una gran cantidad de procesos metabólicos, y que en última instancia podría prevenir el desarrollo de muchas enfermedades, incluido el cáncer.

Y solo estoy mencionando 4 de los muchos mecanismos a través de los cuales puede ocurrir el crecimiento de células cancerosas, ¿se dan cuenta de la importancia y de la responsabilidad de alimentarnos de manera adecuada?

Entonces, mi recomendación es llevar una dieta equilibrada en la cual se incluyan los 3 grupos de macro-nutrimentos: carbohidratos en su mayoría provenientes de vegetales y frutas, proteínas de origen animal bajas en grasa, y grasas de tipo mono insaturadas como aceite de oliva, aguacate, almendras, etc.

Realizar ejercicio anti-inflamatorio con regularidad, como caminar, hacer bicicleta, elíptica o nadar durante 40 min, 6 días de la semana, puede ser determinante para alcanzar un nivel óptimo de salud, y para evitar la expresión de genes de enfermedad.

Si deseamos combinar el ejercicio cardiovascular con ejercicio de tipo anaeróbico, como una rutina de pesas, pilates, yoga o ejercicios funcionales con tu propio peso, se pueden obtener resultados extraordinarios a nivel de salud.

Otro tipo de ejercicio que recomendamos ampliamente es el ejercicio por intervalos. Este puede realizarse de diferentes maneras, la forma en que yo lo practico es haciendo ejercicio intenso que eleve la frecuencia cardiaca a mas del 85% durante 30 segundos, seguido de 1 minuto de reposo, durante 8 tiempos, de tal manera que se realiza en 12 minutos.

Ya que nos alimentamos bien y hacemos ejercicio constante, es indispensable suplementarnos con los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga Omega 3, solo es importante cuidar el grado de pureza.

Los Omega 3 EPA y DHA son grasas esenciales que nuestro cuerpo no puede producir, pero que son necesarias para combatir la inflamación celular y aumentar la calidad de vida. En los estudios que realizamos para conocer la concentración de los diferentes ácidos grasos en nuestro cuerpo, no hemos encontrado a ninguna persona en nuestra cultura, que sin tomar el Omega como suplemento, tenga los niveles adecuados. Esto es porque no acostumbramos a comer tanto pescado, por no ser nuestro hábito, y por no tener acceso al pescado tan puro.

Hasta aquí estamos siendo capaces de Reducir la Inflamación Celular a través de la dieta y el ejercicio; de Resolver la Inflamación a través de las Resolvinas provenientes del EPA y DHA, y solo nos faltaría Reparar el daño causado, lo cual lo haremos a través de los suplementos antioxidantes.

Nuestra mejor recomendación para ello son las delfinidinas del Maqui, las cuales se encargan además, de mejorar nuestra salud digestiva y de provocar la liberación de AMPK, de la cual hablamos antes.

Y no menos importante es cuidar la hidratación con los 8 vasos de agua mínimo, así como nuestra calidad de sueño, recordando siempre que el sueño también es alimento.