Comer bien no solo sirve para verse bien: también es clave para entrenar mejor, recuperarte rápido y evitar lesiones. La nutrición funcional aplicada al deporte busca algo más que calorías o proteína: su objetivo es darle al cuerpo lo que necesita para rendir al 100 %, desde las células hasta los músculos.
Ya no se trata de “comer más” o “tomar proteínas”, sino de nutrir tu cuerpo para tener energía, fuerza y equilibrio hormonal, sin inflamación ni fatiga.
¿Qué es la nutrición funcional deportiva?
Es una forma de comer que entiende que cada persona es diferente. Depende de tu tipo de ejercicio, estrés, hormonas, digestión y descanso. Su objetivo es mantenerte en equilibrio, mejorar tu rendimiento y cuidar tu salud a largo plazo.
Pilares de la alimentación funcional
Comida real: frutas, verduras, tubérculos, granos integrales, proteínas magras (pollo, pescado, huevo, tofu) y grasas buenas (aguacate, nueces, aceite de oliva). Evita ultraprocesados que inflaman y cansan.
Energía estable: combina proteína + grasa + carbohidrato de calidad. Ejemplo: avena con nueces y plátano antes de entrenar, o pollo con camote y verduras después.
Recuperación muscular: omega-3, antioxidantes y especias antiinflamatorias como cúrcuma y jengibre ayudan a reducir dolor y mejorar reparación.
Hidratación: no solo agua; agrega sal rosa, limón o agua de coco para mantener electrolitos y evitar calambres.
Sueño y descanso: durante el sueño se liberan hormonas que reparan músculos y tejidos.
Suplementos útiles
No sustituyen buena alimentación, pero ayudan cuando el cuerpo tiene más demanda:
Proteína vegana: reparan músculos post-entrenamiento.
Creatina: mejora fuerza y recuperación.
Magnesio: previene calambres y mejora sueño.
Omega-3: reduce inflamación y mejora concentración.
Vitamina D: fortalece huesos, defensas y hormonas.
CoQ10 o L-carnitina: apoyan energía celular.
Adaptógenos (ashwagandha, rodiola): ayudan al estrés físico y mental.
Consulta siempre a un profesional antes de suplementarte.
Antes, durante y después del entrenamiento
Antes: carbohidratos + proteína ligera (avena con plátano o pan integral con crema de almendra).
Durante: si entrenas más de 1 hora, hidrátate con agua y electrolitos naturales.
Después: proteína + carbohidrato para recuperar músculo y glucógeno (pollo con arroz y verduras, o smoothie con proteína, leche vegetal y frutos rojos).
