Los alimentos funcionales son “alimentos o bebidas que imparten un beneficio fisiológico que mejora la salud general, ayudan a prevenir o tratar una enfermedad o afección, o mejoran el rendimiento físico o mental mediante un ingrediente funcional añadido.
Cuando escucha la palabra cáncer, puede pensar en un invasor, pero el cáncer se produce cuando el sistema inmunológico no puede seguir el ritmo de las células rebeldes del cuerpo. Normalmente, el cuerpo crea nuevas células a medida que las necesita, y estas células crecen y se dividen en un proceso ordenado. Cuando envejecen, se dañan y no funcionan bien, el cuerpo elimina estas células para evitar que causen daño. Cuando se interrumpe este proceso, las especies reactivas de oxígeno y los radicales libres que causan inflamación pueden dañar el ADN, las proteínas y los lípidos, permitiendo que las células deterioradas crezcan y se multipliquen sin control. Estas células dañadas pueden luego unirse para formar tumores cancerosos o benignos.
Mecanismos de prevención del cáncer a través de la dieta.
Para comprender cómo se puede utilizar la dieta como herramienta de prevención del cáncer, debemos analizar cómo los alimentos contribuyen al desarrollo del cáncer. Si bien sería casi imposible decir que un alimento o una dieta en particular causa cáncer, sí sabemos que patrones dietéticos específicos contribuyen a las causas subyacentes del cáncer.
La dieta estadounidense estándar (Dieta SAD) promueve la obesidad y la inflamación (dos factores críticos de riesgo de cáncer), posiblemente a través de su impacto en la microbiota intestinal y la barrera intestinal física. La mayoría (70-80%) de las células del sistema inmunológico viven en el intestino delgado. Cuando la salud intestinal se ve comprometida, resulta más difícil eliminar del cuerpo las células dañadas que podrían volverse cancerosas en el futuro.
Los alimentos ultraprocesados, provocan disbiosis en el intestino y cambios en la función metabólica, lo que aumenta el riesgo de enfermedades inflamatorias como el cáncer.
Parte de la consecuencia de los cambios en la microbiota intestinal relacionados con la dieta es el daño a la barrera física protectora del intestino delgado. El cambio de la microbiota intestinal hacia la disbiosis conduce a un intestino permeable. Cuando la función de barrera se ve comprometida, las partículas de alimentos no digeridos, los patógenos y las toxinas pueden cruzar a la circulación, desencadenando una respuesta alterada del sistema inmune e inflamación, que son factores subyacentes que contribuyen al cáncer.
Alimentos funcionales esenciales para la prevención del cáncer.
Existen varias categorías de alimentos funcionales en la prevención del cáncer.
Carotenoides
En cuanto a la prevención del cáncer, varios carotenoides eliminan y limitan la producción de radicales libres, protegen contra la oxidación, modulan la función del sistema inmunológico y reducen la inflamación.
- La astaxantina, que se encuentra en las algas verdes, el salmón y la trucha, cruza la barrera hematoencefálica para atacar los radicales libres en el cerebro.
- El licopeno, que se encuentra en los jitomates, la sandía, toronja, duraznos, la guayaba rosa, etc. Tienen un efecto protector contra el cáncer de próstata.
- La luteína, que se encuentra en las verduras de hojas verdes, pimiento morrón, las uvas, el maíz, chícharo, la yema de huevo, el kiwi y la calabaza, puede reducir el riesgo de cáncer de mama, pulmón y colon.
- El betacaroteno, que se encuentra en las verduras de hojas verdes, las naranjas y las frutas y verduras amarillas, puede proteger contra el cáncer de mama.
- La curcumina que se encuentra en la especia cúrcuma actúa como un agente antioxidante y antiinflamatorio para la prevención del cáncer y actualmente se está estudiando como tratamiento para varios tipos de cáncer.
Isotiocianatos
Los isotiocianatos se derivan de la descomposición de compuestos que contienen azufre en vegetales crucíferos llamados glucosinolatos. Las personas que consumen mayores cantidades de brócoli, brotes de brócoli, coliflor, col rizada, coles de Bruselas y col tienden a tener tasas de cáncer más bajas en general. Varios estudios han relacionado este grupo de alimentos funcionales y sus metabolitos con un menor riesgo de cáncer de pulmón, mama, hígado, esófago, estómago, intestino delgado y colon.
Probióticos y Prebióticos
Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias “buenas” del cuerpo. Los prebióticos son las partes fibrosas de los alimentos vegetales que los humanos no pueden digerir pero que alimentan a las bacterias. Las fuentes de alimentos probióticos incluyen yogurt, natto, kimchi, kéfir, chucrut y vegetales fermentados. Las fuentes de alimentos prebióticos incluyen verduras, avena, plátanos verdes, espárragos, hojas de diente de león, cebollas, poro y manzanas.
Fitoestrógenos
Los fitoestrógenos, incluidas las isoflavonas, los lignanos, los cumestranos y los flavonoides, se encuentran en una amplia variedad de alimentos de origen vegetal como los frutos rojos, la granada, la soya, las aceitunas, las uvas, las manzanas, el cacao, el té verde y el café. Actúan de manera similar a la hormona estrógeno, pueden proteger el ADN de la oxidación y el daño y brindan un beneficio antiinflamatorio.
Como grupo, se ha descubierto que los fitoestrógenos causan preferentemente la muerte de las células cancerosas, y las personas que consumen la mayor cantidad de isoflavonas de soya (genisteína y daidzeína) tienen tasas de cáncer más bajas.
Al emplear alimentos funcionales contra el cáncer, es mejor incluir constantemente una variedad de alimentos de todos estos grupos en lugar de centrarse en un solo grupo o alimento.