Descanso…después existo

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Monserrat Montaño

Psicoterapeuta Tanatóloga

“Descansar es un acto revolucionario en una cultura del cansancio.”

-Dicho popular-

La importancia del descanso y la recreación para la salud mental.

Se acercan las tan anheladas vacaciones y apuesto a que ya planeaste todo lo que harás en esos días. Casi seguro que pusiste un montón de cosas por hacer, como ordenar a fondo, hacer reparaciones, pasar tiempo en familia y unas vacaciones en algún destino paradisiaco donde andarás todo el día disfrutando, comerás en exceso y dormirás poco. Todo lo que la rutina del día a día no te permite. Pero creo que estás olvidando una cosa vital: el descanso.

Vivimos en una sociedad que aplaude el agotamiento y romantiza la ocupación constante. En este contexto, hablar del descanso y la recreación puede parecer un lujo o una pérdida de tiempo. Sin embargo, desde la psicología se vuelve cada vez más urgente recordar que descansar es tan importante como trabajar y que ambas son formas profundas de autocuidado y salud mental.

Nuestro cuerpo y nuestra mente no están diseñados para la actividad continua, y los períodos prolongados y sostenidos de estrés son altamente nocivos para ambos. Necesitamos espacios donde podamos desconectarnos de la exigencia, del juicio y del rendimiento, para reconectar con nosotros mismos, con los demás y con el presente. El descanso no es solamente una pausa física, también es una tregua emocional, un espacio de regeneración y reestructuración interna.

Por años, las neurociencias han estudiado ampliamente el impacto del descanso en la regulación emocional, la memoria, la creatividad y la toma de decisiones. Jung decía: “El hombre moderno no encuentra a Dios porque no busca lo suficiente en su interior”. Y digamos que no tienes que estar hablando precisamente de Dios, sino del hecho de que, en medio del ruido externo y del agotamiento interno, perdemos la conexión con nuestro cuerpo, nuestra emocionalidad y nuestra espiritualidad. Regresas más cansado de las vacaciones y necesitas vacaciones de las vacaciones. Tu primer día de nuevo en el trabajo y te dicen: “¡Uy, qué carácter, y eso que apenas regresaste!” Ahora sabes a qué se debe… no descansaste, solo te recreaste. Aunque la recreación es una manera de “volverse a crear” o resetearse desde el disfrute, la risa y el placer cotidiano, es importante buscar un equilibrio.

Dormir mal o poco, no tener pausas reales en el día, sentirse constantemente presionado, la carga mental y nunca “darle descanso al cerebro” son factores que contribuyen al burnout, afectando no solo tu rendimiento, sino también tu autoestima, las relaciones personales, y puede convertirse en la antesala de trastornos mentales como la ansiedad o la depresión.

Estigmatizamos tanto el descanso que, incluso en procesos de enfermedad o duelo, ignoramos el hecho de que el cuerpo es el receptáculo del dolor y del malestar no expresado. Por ello, descansar no es “flojear”, sino darle al cuerpo y al alma lo que necesitan para sanar. Tu cuerpo es sabio, escúchale y atiéndele, y verás cómo eso beneficia tu vida. Si no lo escuchas, te obligará a descansar, y ahí es cuando llega la enfermedad.

Crecimos en una cultura que valora el hacer sobre el ser. Desde pequeños nos enseñan que valemos en función de los logros o lo que producimos, y por ello descansar genera culpa y la recreación se considera inútil… una pérdida de tiempo. Muchos, incluso, crecimos con padres que, si te veían en casa sin hacer nada, te decían que fueras de utilidad y te buscaras algo que hacer. Ahora, cuando te tomas unos minutos en el sofá, esa imagen regresa y sientes la urgencia por ser productivo.

Irónicamente, para ser más productivo necesitas salud mental, y para tener salud mental necesitas un equilibrio. Es urgente resignificar el descanso y la recreación como una forma de responsabilidad y autocuidado, y no como un capricho o mediocridad. Cuidar de ti no solo es un acto de amor propio y de conciencia, sino también una decisión inteligente: te ahorra dinero a largo plazo en salud y medicina, disminuye costos de vida y sociales, favorece tu creatividad y productividad, te facilita el equilibrio en tu vida, dejas de sobrevivir y comienzas a vivir, entre un montón de beneficios adicionales en todas las esferas de la vida.

Las personas descansadas y emocionalmente sanas toman mejores decisiones, se relacionan mejor y construyen entornos más saludables.

Te regalo estos truquitos para aprender algo que tal vez nadie te enseñó: a descansar.

Agenda el descanso como parte de tu rutina: Así como agendas tus actividades laborales o sociales, incluye en tu agenda espacio para cosas como caminar sin prisa, una siesta, meditar, disfrutar de tu jardín sin hacer nada mientras tomas un té. “Solo darle una breve pausa a la vida”. Repite unas cuantas veces al día. Existen también varias apps que a lo largo del día te recuerdan tomarte un momento para descansar o relajarte. Usa la tecnología a tu favor.

Recuerda: Pregúntate qué cosas hacías antes solo por placer: bailar, pintar, jugar, y recupera esas pequeñas fuentes de gozo. Hazlo y después me agradeces… es profundamente terapéutico. Sin excusas. ¿Te gusta bailar pero tienes poco tiempo? Entonces baila en la cocina mientras pasas de la estufa al refrigerador cuando preparas la cena familiar.

Abraza el ocio sin culpa: Recuerda que descansar no te hace menos valioso. Te hace más y mejor humano. No tienes que ganarte el derecho a parar: ya lo tienes. Así que bienvenido al “Dolce far niente”.

Cuida tu sueño: El descanso nocturno es VITAL. Es cuando tu cuerpo regenera y sana células, aleja la vejez prematura y disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares y demencia, entre otras. Crea rutinas y cuida tu higiene del sueño (busca en Google).

Crea espacios sin exigencia: no todo lo que haces debe tener un objetivo productivo. Permítete actividades sin meta, sin resultados, solo por el simple hecho de disfrutarlas.

Espero que estos tips te sean de utilidad y tengas una vida más saludable y plena.

Recuerda que el bienestar no se encuentra en hacer más, sino en vivir mejor, y para eso necesitamos: parar, sentir y volver a crear (nos), o sea, recrear. Al final del día, no se trata solo de sobrevivir, se trata de vivir en conciencia, con sentido y con descanso. Como siempre, te deseo que adquieras las herramientas que necesitas para tener la vida que mereces.

¡Felices vacaciones y recuerda dejar espacio para descansar de las vacaciones!