Escuchamos mucho que la vida no es de color de rosa, que las dificultades son parte del ser humano y aunque no nos gusta naturalmente tener dificultades, crisis o fracasos, la realidad es que si somos muy sinceros con nosotros mismos y volteamos atrás en nuestra vida son justo esos momentos los que nos han hecho crecer, madurar o hacer algún cambio que era necesario en nuestra vida y es ahí donde nos damos cuenta que las dificultades en realidad son grandes oportunidades de crecimiento.
Decía el filosofo Horacio “La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la posteridad hubiesen permanecido durmiendo.”
Cuando hablamos de lo malo que nos pasa podríamos diferenciar las dificultades de los fracasos y las crisis. Las dificultades son situaciones adversas o difíciles de sobrellevar normalmente son duraderas, mientras que los fracasos son acontecimientos únicos, la crisis es una situación que pone en peligro el desarrollo de un aspecto de nuestra vida. La mayoría de las veces las vemos y la vivimos con una connotación negativa y nos perdemos de todo lo que estas situaciones nos pueden enseñar.
Ante estas situaciones difíciles podemos reaccionar de dos maneras la primera es quejarnos, preocuparnos, negarlas, culpar a los demás, rendirnos o victimizarnos y la segunda es aceptar que hay situaciones que no podemos controlar, buscar soluciones, intentarlo de nuevo, poner todo lo que esta de nuestra parte para salir adelante. Nuestra reacción depende de nuestra actitud.
Stephen Covey habla en uno de sus libros del principio 90/10 donde explica que el 10% de la vida está relacionado con lo que nos pasa, y el 90% de la vida está relacionado con la forma en cómo reaccionamos a esto. Nosotros realmente no tenemos control sobre el 10% de lo que nos sucede, pero si de como reaccionamos.
El poder de la actitud es entonces cambiar un pensamiento y una actitud negativa a positiva, es la fuerza que nos lleva a sobrellevar las dificultades, a vencerlas y a aprender algo de ellas y es entonces cuando en nuestra vida todo se vuelve una oportunidad. Siempre es posible encontrar algo bueno en todo y tener la confianza de que todo lo malo pasa, y aunque en ese momento no lo veamos siempre hay una solución. Es aceptar y responsabilizarnos de que cada instante podemos elegir nuestra actitud; en cada instante podemos decidir ser alegres o estar enojados, sonreír o no, ser amables o no serlo, ayudar a alguien o dejarlo pasar.
Las oportunidades son cosas que se presentan en nuestra vida y que, por alguna razón, resultan convenientes, útiles y provechosas.
Esta en nuestras manos el convertir esa dificultad en oportunidad, está en nuestras manos el aprovechar cada situación para ser mejores, para crecer, para enseñarnos de lo que somos capaces, de salir de nuestra zona de confort y cada día ir forjando nuestra mejor versión.
Cinco pasos para cambiar mi actitud ante las dificultades:
- Ser agradecidos: Lo que eres, lo que tienes, lo que puedes llegar a ser.
- Ayudar a los demás: Salir de nosotros mismos y ver las necesidades de los demás.
- Busca rodearte de gente positiva: Y trata de ser para los demás esa persona.
- Toma la responsabilidad: Buscar no solo reaccionar sino tomar acciones.
5 Diálogo interno positivo: Hablarnos bien y bonito.