El apego

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Susana Iduñate Ramírez.

Psicoterapeuta Gestalt y de Reconstrucción Experiencial

Cómo liberarte de él para disfrutar saludablemente tus relaciones y experiencias.

El punto de vista de que la felicidad e infelicidad provienen de los objetos y de las personas que nos rodean, provoca ansiedad y miedo.

Cuando Rocío, Directora de la revista Se Balance, me pidió que escribiera sobre el apego, le dije: “Me estás pidiendo que escriba sobre un tema fundamental, en todo trabajo personal, que se precie de ser verdaderamente profundo y honesto. Es el tema raíz de toda espiritualidad genuina”.

Comparto una reflexión acompañada de un ejercicio de Consciencia sobre el apego:

El apego es una actitud carente de claridad que nos lleva a ansiar, retener y poseer tanto a personas como a bienes materiales, y de la misma forma, experiencias de toda clase, como viajes, comidas, eventos, etc.

En nuestra sociedad se estimula constantemente a través de los diferentes medios electrónicos y de publicidad, la necesidad de poseer, retener y ansiar no sólo personas, sino objetos materiales y experiencias. Esto ya es parte de un acuerdo social muy bien establecido y se percibe como muy natural.

Sin embargo el apego está basado en un engaño de percepción que finalmente provoca a la larga, sufrimiento y vacío internos.

El apego consta de tres percepciones engañosas:

1. El engaño que nos lleva a exagerar cualidades en personas, objetos y experiencias.
2. El engaño de imputar cualidades donde no las hay, y…
3. La actitud de aferramiento a la persona, objeto u experiencia, creyéndo que es una fuente inherente de placer y felicidad.

El apego se basa en la suposición de que la felicidad y el sufrimiento provienen fuera de nosotros. Pareciera como si fueran las personas o las cosas, la causa de nuestra felicidad o tristeza. Concebimos la idea de que la dicha se encuentra establecida ahí afuera, en algo o en alguien.

El punto de vista de que la felicidad e infelicidad provienen de los objetos y de las personas que nos rodean, provoca ansiedad y miedo a perderles, nos lleva a buscar controlarles y retenerles.

En mi consulta, es recurrente el tema del apego:

1.- Apego a la familia y los hijos; “que no crezcan, que no se vayan, que no dejen de hablarme y buscarme”, me dicen mis pacientes en consulta.

2.- Apego a los bienes materiales; “perdí buena parte de mi dinero en la bolsa, hoy, siento que valgo poco y mi vida no tiene sentido”. Me decía mi paciente sumido en una fuerte depresión.

3.- Apego a la pareja; “me siento solo, quisiera compartir mi vida con alguien, pero no encuentro a la persona indicada”.

Esto, también lo he escuchado repetidas veces en consulta. Podría decir que la proyección de que la felicidad proviene de una pareja, es uno de los apegos más fuertes.

Ciertamente venimos a la vida a disfrutar de nuestras relaciones interpersonales, y de nuestros logros, de la dicha de tener un cuerpo humano con sus maravillosos sentidos de ver, sentir, percibir aromas y sabores. Todo ésto es válido y necesario.

Sin embargo, es importante que este disfrute vaya acompañado de una sabia y saludable actitud interna, en la que comprendemos que la verdadera felicidad proviene principalmente de la relación y autoconocimiento que tengamos de nosotros mismos.

La felicidad verdadera proviene más bien de una sensación de paz y unidad internas que nos lleva a relacionarnos equilibradamente con las personas y las cosas.

Si basamos nuestro bienestar en fuentes externas, será frágil y cambiante. Busquemos pues, la fuente interna de paz y dicha que nos lleve a una saludable relación y disfrute con todo lo de afuera.

Ejercicio de Consciencia sobre el apego a una persona:

a) Visualiza a una persona: pareja, hijos, una amistad, etc, y de quien te sientas muy apegado, es decir, que sin su presencia te sientes triste, vacío o muy solitario.

b) Ahora observa qué necesidades proyectas en esa persona. ¿Es acaso una necesidad de sentirte amado, protegido, que te den cariño, apoyo material, aprobación o seguridad?

c) Ahora piensa en cómo lo que esperas de esa persona tú mismo puedes comenzar a aprender a dártelo, sin necesidad de exigir que esa persona llene tus propios sentimientos de carencia.

d) Piensa en cómo cuando esa persona no cumple todas tus expectativas te sientes desilusionado y abatido.

e) Ahora piensa de qué otras maneras pudieras relacionarte con esa persona.

f) Por ejemplo: respetando su personalidad, no exigiéndole que cambie para satisfacerte, o buscando comprenderle ante sus humanas fallas y limitaciones. Es decir, teniendo una relación madura.

g) Recordando que nuestra felicidad no es responsabilidad de otros, sino que es algo que construimos en base a un trabajo de autoconocimiento, entrenamiento, y disciplina personales.

h) Permitir que el otro crezca en base a sus propias experiencias sin buscar controlarles y manipularles, permitir que vivan su vida y aprendan de sus propias fallas, es un acto de amor verdadero.

i) Si esa persona dejase de estar contigo, piensa en cómo tú eres capaz de seguir viviendo y creciendo con tus propios potenciales y recursos personales. Si no encuentras tus propios recursos, busca ayuda para potenciarlos y reconocerlos.

j) Y ahora, como un acto de verdadero amor y desprendimiento, imagina por un momento, que te despides de esa persona, que sabes que estará bien sin ti, y que tu también puedes continuar con tu propia vida.

Piensa en cómo el verdadero amor es una actitud abierta y relajada en donde queremos que alguien sea felíz por el simple hecho de existir. Este deseo queda equilibrado por el reconocimiento de que la felicidad de los demás es algo que también depende de ellos mismos. Así como tu propia felicidad depende principalmente de ti mismo.