La importancia de tu alimentación cuando trabajas y llegas a tus cuarenta.
Dicen que los cuarenta son los nuevos veintes y estamos seguras que son mejores: ya tienes más estabilidad económica, seguramente has subido de puesto y puedes gozar de más cosas que antes no podías, tienes más seguridad en ti mismo y te conoces mejor que cuando tenías veinte.
Has vivido, y en ese “vivir” has tenido muchas experiencias que te han aportado grandes lecciones de vida, en resumen, has madurado pero también las responsabilidades han aumentado: coordinar pareja, familia, hijos, amigos, trabajo, salud y alimentación es cada día más complicado.
Tu cuerpo ha cambiado mucho. También te puedes dar cuenta que ahora tienes algunas de las consecuencias de una vida poco saludable que no tenías a los veintes, como diabetes, sobrepeso, hipertensión etc. Por estas razones, te compartimos tips fáciles y muy efectivos para cuidarte y poder disfrutar de esa vida que tanto te mereces y por la que has luchado literalmente los “últimos cuarenta años de tu vida”. Necesitas consejos prácticos que puedas incluir fácilmente en tu ocupadísima jornada laboral.
1.Ejercicio: Tu cuerpo no tiene la misma energía ni el mismo nivel de tonificación que antes, por lo que el ejercicio no es una opción sino una prioridad. Intenta incluir por lo menos 3 sesiones de 1 hora de ejercicio a la semana. Tanto el cuerpo como tu mente lo agradecerá. El ejercicio tiene que ser divertido y hay muchísimo de donde escoger, así que si lo quieres hacer solo o en equipo no hay pretextos de ningún tipo. Antes de entrenar puedes comerte una manzana con crema de almendras o nueces de la india, ésto te dará muchísima energía.
2. Horario de comida: Muchas veces no hacemos una pausa para comer, comemos en nuestro lugar de trabajo o simplemente no le damos el tiempo necesario a nuestro cuerpo para comer con tranquilidad. Aunque estés “full” de trabajo es muy importante que por lo menos te des 30 minutos para descansar, desconectarte y disfrutar de la comida, vas a ver que cuando regreses a trabajar vas a ser mucho más productivo. Además, cuando comemos con estrés, se activa el sistema nervioso simpático y está demostrado que una comida nos puede “engordar” más si esto sucede, en cambio el sistema nervioso parasimpático se activa cuando estamos relajados y promueve una asimilación metabólica más efectiva y sustentable de micro y macronutrimentos. Así que ya sabes: come lento, mastica bien y disfruta tus alimentos sin estrés y sin carreras.
3. Mantente bien hidratado: Una buena hidratación nos salva de muchas enfermedades. Hay una terapia japonesa que únicamente usa agua para curar enfermedades crónico degenerativas. Acuérdate que entre mas estrés tengas, mas ejercicio hagas y con las altas temperaturas del día, necesitarás aumentar tu consumo de agua.
4. Sueño reparador: La base de una buena salud es una alimentación sana y una buena rutina de sueño. Recuerda que tienes que dormir entre 6-8 horas diarias para rendir al 100%. Viajes exprés de trabajo que acaban en jet-lag, jornadas eternas de lunes a viernes y alguna que otra salida nocturna el fin de semana, tienen una gran consecuencia en tu cuerpo: el cansancio. Y la única forma de acabar con él es, efectivamente, dormir. Así que cuando tengas un día libre de trabajo y de tus otras ochocientas responsabilidades, regálate unas horas extras entre las sábanas. Además, acuérdate que hay muchos estudios que demuestran que si estás desvelado, tu ingesta de calorías aumenta y es mucho más difícil controlar y satisfacer de una forma saludable los famosos “cravings de azúcar”.
5. Meditar: Tiene un efecto muy positivo en tu mente y en tu cuerpo, pero también lo puedes usar de pretexto para desconectarte unos minutos de la realidad y regresar a trabajar con otro enfoque más positivo. Que no se te olvide que el aspecto más importante relacionado con la buena salud y alimentación es: ser feliz.
Para acercarte todo lo posible a ese estado de bienestar mental que se acaba reflejando en el plano físico, disfruta de tus seres queridos, trata bien a la gente de tu entorno y no pierdas un segundo con aquellas personas que no te aportan cosas positivas y se vuelven drenadores de energía. Vive y deja vivir, y por supuesto ¡Come bien!