La Astrología: Una mirada al mapa de la propia energía.

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Rosario Sirgo

Todos, al menos una vez en la vida, nos hemos emocionado, maravillado y asombrado ante el espectáculo del cielo nocturno.

Al contemplar cualquier noche despejada, lejos de las ciudades y la contaminación, es fácil imaginar el asombro de nuestros antepasados ante los misterios del cielo. 


La Astrología es un lenguaje que nos ayuda a descubrir y analizar la relación del cosmos con el ser humano y su inicio es tan antiguo como éste. Existen investigaciones llevadas a cabo sobre inscripciones óseas que datan del año 32,000 a.C. en las que el hombre ya conocía los periodos lunares. El origen de la Astrología se atribuye a diversas culturas: chinos, hindúes, árabes, egipcios, aztecas, mayas, romanos y caldeos. Pero la Astrología tal como la conocemos hoy en día en Occidente la codificaron los griegos y la lanzaron al futuro que hoy vivimos bajo una Astrología de tipo psicológico.

El fundamento de la Astrología es tomado de una de las leyes del sabio egipcio Hermes Trismegisto, llamada la ley de correspondencia que dice: “como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”. Esto quiere decir que los movimientos del cielo se corresponden con los movimientos de la Tierra y que todo lo que sucede en el mundo externo está absolutamente entrelazado con todo aquello que sucede en el mundo interior. Nos comunica una experiencia donde entonces la separación no existe. Pero estamos condicionados culturalmente para percibir al mundo en polaridades (vida/muerte, amor/miedo) y para sentirnos separados del mundo que percibimos. Además, no tenemos un “aparato” perceptivo adecuado para reconocer las ondas (la energía) y a veces podemos confundirnos y creer que, porque no podemos percibirlas significa que no están. 

Porque precisamente la Astrología habla de que eso somos, energía pura. Somos un tejido energético en el que va apareciendo nuestro mundo. Y no aparece ante nuestros ojos un mundo cualquiera, aparece el mundo que corresponde a nuestras estructuras energéticas. Y esta estructura se vincula con otras estructuras. Por eso también la Astrología es vincular, nos habla de cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con los acontecimientos que la vida nos va presentando.

La carta natal es el código de nuestra vibración energética y en ella podemos encontrar mucha información sobre nosotros mismos. Tiene tres niveles de información: los planetas, los signos y las casas. Desde la mirada de la Astrología Psicológica Evolutiva los planetas nos hablan de funciones internas (como los personajes de la película “Intensamente”: el que se siente feliz, el que tiene miedo, el que se enoja, el que se siente triste y el que siente desagrado). Los signos nos hablan de las cualidades o características de estas funciones. Y las casas, de los escenarios en los que se desenvuelven estos personajes. Además de las relaciones que hay entre estos, que pueden ser armoniosas o tensas, cada persona tiene su propio y único código, marcado por la fecha, la hora y el lugar donde nació, que corresponde a como estaban acomodados los planetas en el cielo en ese momento.

Todos nacemos en un determinado momento de la historia, en una determinada familia, con una cierta historia familiar de nuestro linaje y una cierta personalidad. Esto no es casualidad, nosotros elegimos el punto de partida y a las personas que nos acompañarán para seguir nuestro camino de evolución. Y la carta natal nos muestra nuestras propias energías y el mapa para vivirlas con mayor conciencia. Que seamos quienes somos y podamos entender como funciona la realidad que tiene sus propias reglas y su propio orden, que cada uno tenemos aspectos que podemos potenciar y aspectos que tenemos que trabajar. Al entender cómo funciona la Astrología y ver cómo ésta interactúa con nosotros y con la realidad, podemos darnos cuenta de que podemos jugar con estas energías para volvernos unos magos co-creadores de nuestra realidad. Claramente hay cosas determinadas, por ejemplo, un astrólogo al ver una carta natal va a poder ver cuáles serán los períodos más fáciles y difíciles de toda la vida de la persona. Pero nuestras libres decisiones y elecciones van modificando la vida que nos vamos creando. Es como si la vida fuera un río que va fluyendo, “el río de la vida”, y en ciertas partes del río hay rápidos y en otras el agua está muy quieta y hay flores hermosas.

Cada uno decide como lo va a vivir. En los rápidos tal vez haya quien decida nadar a contracorriente con el riesgo de ahogarse o chocar con una piedra y tal vez haya quien se atreva a dejarse llevar por la corriente con todo el miedo y la angustia que representa hacerlo. Ese es el libre albedrío, la elección de cómo decidimos vivir lo que la vida nos va presentando. Y para eso la Astrología te muestra el camino.