Desde hace muchos años me he referido al equilibrio como parte fundamental para alcanzar nuestro nivel más alto de salud. En este artículo profundizaremos un poco más sobre este tema.
Desde hace muchos años me he referido al equilibrio como parte fundamental para alcanzar nuestro nivel más alto de salud. En este artículo profundizaremos un poco más sobre este tema.
En la Medicina Funcional, se trata de entender al organismo como un “todo”. Imaginemos una gran orquesta que solo logra tocar una sinfonía grandiosa si todos sus elementos funcionan en perfección y armonía, es decir, en equilibrio.
Nuestro estilo de vida, incluyendo la alimentación, hidratación, actividad física, descanso y meditación, determinará el requerimiento de energía y, al final, nuestra función metabólica. Por lo tanto, conocer a profundidad cómo estamos trabajando y qué elementos necesitamos nos permitirá ayudar al organismo a funcionar de la manera más eficiente posible.
Afortunadamente, ya es posible contar con un Estudio de Epigenética que nos permite ver un poco más adentro y, en base a los resultados, lograr cambios más profundos.
Como ejemplo de la información que podemos obtener están los indicadores del sistema inmune. Sabemos que este varía drásticamente en cada persona según la dieta, los disruptores metabólicos, contaminantes ambientales, el ejercicio que hace en exceso o el que no hace, su estado emocional, etc.
Por lo tanto, si podemos saber cuáles son sus necesidades de vitaminas, minerales, antioxidantes, aminoácidos y ácidos grasos, así como evitar los contaminantes que lo afectan, favoreceremos su correcto funcionamiento.
De la misma manera, podemos centrarnos en la función intestinal, ya que puede tener uno de los mayores impactos a favor o en contra del organismo. El sistema intestinal proporciona la mayor parte de la energía celular y juega un papel importante en el sistema inmunológico, cerebral, cardiovascular, hormonal, etc.
Nuestra premisa es que no te puedes equivocar si empiezas sanando al intestino.
Asimismo, la mala circulación reduce la capacidad eficiente para transportar el oxígeno y los nutrientes a todo nuestro cuerpo. Nuestro estilo de vida impacta directamente en el funcionamiento del corazón y en la salud del endotelio vascular de todas las venas y arterias. Hasta el día de hoy, la enfermedad cardiovascular sigue siendo la principal causa de muerte, de ahí la importancia de atenderla adecuadamente.
La carencia de vitaminas afectará diferentes áreas de nuestra salud, ya que son indispensables en la actividad enzimática de todos los procesos celulares. De la misma manera, los minerales intervienen en una gran cantidad de procesos metabólicos; son cofactores enzimáticos de cuyo equilibrio dependerá el correcto funcionamiento de los huesos, el corazón y el cerebro, entre otros.
Los antioxidantes, de los cuales les he hablado antes, son una importante línea de defensa para protegernos de los radicales libres que inician las reacciones en cadena y para protegernos del estrés oxidativo. Por su parte, los aminoácidos son las unidades estructurales que conforman todas las proteínas de nuestro cuerpo; promueven la producción de diversas hormonas, anticuerpos, enzimas, neurotransmisores, etc.
Los ácidos grasos son los constituyentes principales de las membranas celulares. Son responsables del almacenamiento de energía, participan en la coagulación, la presión sanguínea y la regulación de procesos inflamatorios, entre otros. Su desequilibrio puede causar trastornos metabólicos graves.
Por otra parte, para entender la función intestinal debemos saber que esta depende de un conjunto de seres vivos que conforman el sistema gastrointestinal: bacterias, parásitos, hongos, esporas, virus y un sinfín de microorganismos que permiten que tu sistema funcione adecuadamente, ayudando a mantener la defensa y salud del mismo, siempre y cuando esté en equilibrio. Esto favorece una correcta absorción de toda la riqueza de los alimentos y suplementos, una función inmune potenciada y la modulación del eje intestino-cerebro.
Para terminar de lograr restablecer el equilibrio en el organismo, es necesario también remover los residuos por la exposición a químicos e hidrocarburos, metales pesados o radiación, ya que pueden afectar a tus células y a tu equilibrio celular y metabólico, provocando un daño profundo a nuestra salud.
De la misma manera, los campos electromagnéticos de alta o de baja frecuencia son generados artificialmente por instalaciones eléctricas (aparatos conectados a la red de distribución alterna, encendidos o no) y por la transmisión inalámbrica de datos (celulares, antenas emisoras, teléfonos inalámbricos, wifi, etc.). Dichos campos pueden afectar el equilibrio celular y metabólico a corto y largo plazo también. No hay forma de no tener contacto con ellos, pero no deberíamos mantenerlos en nuestro cuerpo todo el tiempo.
Y, por último, existen ciertos alimentos que deben ajustarse en la recomendación nutricional, ya que, aun siendo muy valiosos, nuestros niveles de energía celular pueden verse afectados al intentar digerirlos. Incluso podrían revertir el beneficio de otros, provocar estrés al aparato digestivo o afectar negativamente al metabolismo y al sistema inmune. Solo se recomienda evitarlos durante un periodo de 3 meses, en el cual se termina el ciclo celular y las necesidades del cuerpo se modificarán para poder recibirlos normalmente otra vez.
Una vez que se cuenta con toda la información, es posible hacer una recomendación muy completa, en la cual se sugiere un periodo de Eliminación, que tiene el poder de modificar la microbiota por completo: una especie de reseteo a través de un estilo de vida antiinflamatorio que, finalmente, permitirá restablecer el equilibrio del organismo otra vez.