Si existe algún mineral realmente importante para nuestra salud, es el Magnesio, revisemos detenidamente por qué es tan necesario.
El cuerpo de un adulto contiene aproximadamente 25 g de magnesio, de los cuales el 50 al 60% esta en los huesos y el resto en los tejidos blandos. Menos del 1% circula en el suero de la sangre. La homeostasis la realizan principalmente los riñones que excretan 120 mg aproximadamente por la orina, por día.
El magnesio es el cuarto mineral más abundante en nuestro organismo y juega un papel esencial en el buen funcionamiento del mismo.
Quizás el motivo central, se debe a que es el cofactor para más de 300 enzimas en nuestro cuerpo, entre ellas, para las enzimas involucradas en la producción de eicosanoides (las hormonas maestras que regulan un gran número de funciones en nuestro cuerpo y que al final controlan la Inflamación Celular).
Para que se den una idea, un cofactor es un auxiliar de las enzimas, que permite su funcionamiento en las innumerables reacciones bioquímicas, es decir, le permite funcionar a través de catalizar (acelerar) dichas reacciones.
Siendo así, veamos las principales áreas de nuestra salud en las que el magnesio interviene:
-Fortalece huesos y músculos, ya que inhibe la reabsorción ósea, es decir, retrasa la degradación del hueso, al mismo tiempo que aumenta la formación ósea. Es de gran ayuda para las articulaciones, por lo que permite alcanzar mejor rendimiento físico.
-Reduce el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares e hipertensión.
Mantiene constantes los latidos del corazón, evitando arritmias y taquicardias.
-Mejora el tránsito intestinal, reduciendo el estreñimiento, siempre que se hidrate el cuerpo de manera adecuada.
-El carbonato de magnesio alivia la acidez o ardor del estómago, es tan eficaz como el bicarbonato de sodio.
-Permite mantener al sistema inmunológico saludable.
-Ayuda en la producción de proteínas en el cuerpo.
-Esencial para el metabolismo y regulación de la glucosa.
-Esencial en la síntesis de ADN y ARN.
-Juega un papel importante en la transportación de Calcio y Potasio a través de las membranas celulares (conducción de impulsos nerviosos, contracción muscular y mantenimiento del ritmo cardiaco normal). Es decir, contribuye al buen funcionamiento de nervios y músculos.
La mayor parte del magnesio en la dieta proviene de las semillas (pepitas de calabaza, almendras, nueces de la India, chía, cacahuates) y de los vegetales de hoja verde oscura (espinacas), pero también podemos encontrarlo en frutas (plátano, durazno, chabacano), leguminosas (chícharos, frijoles, edamames), soya (harina de soya, tofu), yogurt y leche, camarones y cangrejo.
En la teoría, debería ser suficiente con el magnesio que obtenemos naturalmente a través de los alimentos, sin embargo, puede ser que no se absorba de la manera adecuada cuando se consume alcohol en exceso, cuando ocurren problemas gastro-intestinales, en personas mayores o en personas que padecen diabetes de tipo 2.
En cualquiera de estos casos, o cuando la alimentación no es del todo eficiente, si pudiera recomendarse algún suplemento que lo aporte.
Desgraciadamente sabe muy mal, y no se absorbe fácilmente en el cuerpo. Existen diferentes maneras de suplementarlo, como oxido, cloruro, sulfato, hidróxido, aspartato y citrato de magnesio, y la dosis recomendada para adultos es de 300 a 400 mg por día. Cuánto más soluble sea la sal en el agua, mejor será la absorción, por tanto, los suplementos menos recomendables son aquellos que contengan al óxido o al sulfato de magnesio.
La deficiencia de magnesio puede dar ciertos síntomas iniciales como pérdida de apetito, nausea vómito y fatiga, seguidos por entumecimiento, contracciones musculares y calambres, convulsiones, latidos cardiacos irregulares, etc. Cuando la deficiencia es muy severa, puede ocasionar hipocalcemia e hipocalemia (deficiencia de calcio y potasio, respectivamente).
Como siempre, sabemos que el llevar un estilo de vida saludable, cuya base sea una alimentación equilibrada que incluya a los 3 grupos de nutrimentos, proteínas carbohidratos y grasas; puede permitirnos cubrir la mayor parte de las vitaminas y minerales que necesitamos. Especialmente si los carbohidratos que consumimos son vegetales y frutas, así como las grasas mono-insaturadas como las nueces y almendras.