Las 7 reglas de oro para lograr tus objetivos

G.C. Domínguez

G.C. Domínguez

Coaching y Programación Neurolingüística

¿Te ha pasado que has tenido alguna idea o sueño, pasan las semanas o meses y alguien más está desarrollando justo lo que habías pensado, tal cual lo habías imaginado?

¿Te ha sucedido que hay quienes se atreven a crear cosas que antes ya las habías visualizado pero no encontraste la manera de ponerle forma a tus ideas?


Todos en la vida tenemos sueños, forman parte de nuestra piedra angular a la razón de estar en el mundo. Muchos de nosotros tenemos cientos de ellos, nos imaginamos cómo sería nuestra vida con tal profesión, con determinados hijos, si fuéramos más confiados en ciertas áreas, si fuera ordenado, si mi casa luciera mejor, si físicamente me viera de otra manera. Al final de esto cada sueño tiene en el fondo otro sueño, en PNL (Programación Neurolingüística), se le conoce como el objetivo del objetivo. Es decir, qué se está cubriendo como “valor” al final de una meta. En otras palabras si yo quiero correr un maratón como objetivo y parte de un sueño, al finalizar la prueba, lo que estaría demostrándome a mí mismo es que tengo la capacidad mental para cubrir ciertos retos, ese sería el objetivo del objetivo, “la confianza”.

Todo sueño que se quiera cumplir requiere de objetivo u objetivos, así pues los objetivos se convierten en las piernas de nuestros sueños, son tu navegador GPS en este emprendimiento del viaje hacia la conquista de tus anhelos.

Muchos de nosotros ni siquiera llegamos a comenzar el emprendimiento de los sueños, porque no tenemos nuestros objetivos claros, es por ello que hoy te comparto las 7 reglas de oro de la PNL para la conquista de objetivos.

1. El objetivo debe estar expresado en términos positivos. ¿Qué es lo que realmente quieres?

Imagina que quieres ir de viaje, al viaje de tus sueños, y realizas una lista de los lugares que quieres visitar, te aseguro que en este momento imaginaste un lugar que ya está instalado en tu disco duro como tu lugar favorito. Desarrollar un objetivo es igual que planear un viaje, se hace una lista de lugares que quieres ir, no se hace una lista de los lugares que no quieres ir. Lo mismo pasa con los objetivos, se hace un planteamiento de lo que sí quieres lograr, y se evita a toda costa aquellas cosas que sean planteadas como negativas. Imagina que dices “quiero dejar de fumar”, si haces el planteamiento de esta forma, tu atención se centrara en fumar. Un diseño de objetivo por alejamiento, lo que refuerza es aquello de lo que te quieres alejar. Por tal motivo lo que se invita a hacer, es que plantees en forma positiva, en este caso, “quiero tener una vida saludable”.

2. El objetivo tiene que ser específico. ¿Qué verás, oirás o sentirás cuando lo logres?

Al igual que un viaje, tu destino tiene que ser claro y especifíco. Cuando planeas un viaje a la playa, sabes exactamente a que playa irás, cómo se llama y dónde está ubicada. De igual manera con tus objetivos, algunos son más fáciles que otros, cómo comprar un auto, ahorrar cierta cantidad de dinero o inscribirte a un curso. Pero cuando el objetivo es intangible o abstracto se requiere de mayor precisión. Supongamos que yo quisiera tener más confianza, y lo planteas como objetivo, tendrías que cerciorarte qué sucederá para darte cuenta que tienes más confianza. En mi caso sería hablar en público ante más de 50 personas, con un lenguaje fluido y claro. Ahí tendrás la especificación clara de lo que sería confianza.

3. ¿Cómo obtendrás las pruebas y la retroalimentación? ¿Cómo sabrás que has logrado el objetivo?

Retomando la analogía del viaje, cómo sabrás que vas en el camino indicado, qué señalamientos te dirían que vas por la ruta adecuada y qué parte en el tablero de tu vehículo te indica el combustible requerido y los kilómetros avanzados. Cuando desarrolles tus objetivos debes contemplar todas las métricas e indicadores que te irán marcando tus avances hacia lo propuesto. Es importante que tú mismo establezcas un plazo para llegar a la meta, y en este plazo te vayas midiendo con las herramientas necesarias. Es decir si tu plan era un ahorro, en cuántos meses se llevará a cabo, cómo te medirás por semana y qué te indicará que vas por el camino adecuado. En el caso de cosas abstractas, cómo medirás que tu confianza ha aumentado y con qué periodo de tiempo.

4. Organiza tus recursos. ¿Con qué cuento para alcanzar este objetivo, qué necesito y dónde lo puedo conseguir?

Como en todo viaje, los recursos sirven para llegar a él, y disfrutarlo una vez llegando. Algunas veces tenemos lo necesario para emprenderlos, pero otras veces sobre la marcha nos hacemos de ellos para poder costearlo o llevarlo a cabo. Cuando pienses en tus objetivos haz una lista de aquellos recursos que ya posees, pueden ser cosas tangibles como dinero, lugares, herramientas, personas, plataformas y cómo aprovecharás cada uno para el diseño de tu plan. En caso de no tenerlos, qué necesitarás para conseguirlos y en qué tiempo te podrás hacer de ellos. En el caso de cosas abstractas como habilidades sociales, vínculos sociales, puedes de igual forma hacer una lista, y trabajar en aquello que te puede acercar a tener todos esos recursos que no son tangibles.

5. Sé proactivo. ¿hasta qué punto controlas ese objetivo?

Para llegar a tu destino final, eres tú quien hace las maletas, conduce o toma los vehículos, quien gestiona los arreglos y pagos. Tú eres la causa del viaje, no el efecto. De la misma forma que tú eres la causa de tu vida, y no el efecto, así pues la invitación a ser proactivos es que te conviertas en el sujeto del verbo, que tú te hagas responsable por todo tu viaje, su resultado y la acción a tomar en caso de algún inconveniente. De tal forma que te asegures de hablar desde una voz activa, de modo que seas tú quien diseña todo el plan de tu viaje.

6. Presta atención a las consecuencias más amplias. ¿Quién o quiénes se verían beneficiados y afectados con ese objetivo?

Todo diseño de objetivos, metas, sueños y acciones que emprendemos, tiene un impacto en el sistema en el que vivimos, tu trabajo, familia, casa, comunidad, etc. De tal manera hay que tomar en cuenta la “ecología” como se le conoce en la PNL, al ir descubriendo si mi objetivo y las acciones que diseñé para completarlo tienen un impacto en los demás seres e instituciones que me rodean, Esto implica tanto al viaje como como al destino, es decir tanto a las acciones tomadas para cumplir el objetivo, como al logro del objetivo mismo. Valora cuál es el costo de lograr tus metas y si estás dispuesto a cubrir esa cuota.

7. Prepara un plan de acción. ¿Cómo puedo acomodar lo antes recopilado para lograr un plan?

Tener un plan de acción es lo que convierte un sueño en un objetivo, cuando se le ponen pasos, plazos y métricas, estás poniéndole cuerpo, pies, brazos y cabeza a tu sueño. Tomará forma y te verás en él, de una mejor manera. Los objetivos tienen que ser difíciles, pero también realistas. Hay objetivos que parecen inalcanzables, que se tardarían una eternidad, pero un plan de acción ayuda a ponerle pequeños pasos, y cada uno de ellos sirve como el mapa de tu viaje, donde vas trazando la línea hacia tu destino final y puedes ver qué tanto has avanzado desde su inicio, y lo maravilloso que ha sido caminar junto a un plan, en lugar de sólo ir a la deriva conduciendo sin ni siquiera mirar al velocímetro.

La vida es un maravilloso viaje con un destino final. Cada parada rumbo a tu destino se convierte en una lección de vida, somos seres en constante aprendizaje. En esta maravillosa travesía de la búsqueda de los sueños tenemos dos opciones, aprender con amor o aprender con dolor. He descubierto a mi corta edad en este planeta que mis mayores aprendizajes están basados en el dolor, y descubro que en su mayoría fue por carecer de un plan maestro para alcanzar mis metas. Y les puedo nombrar muchos aspectos de mi vida. Hoy les digo que estoy dispuesto a aprender desde el amor, diseñando con mayor cautela mi viaje hacia mi destino final.

¿Y si con sólo 7 pasos a seguir pudieras poner en marcha tu más grande anhelo, qué es lo que te detendría a ir por él?