Mitos y miedos con respecto a la salud de nuestros hijos

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Ricardo Acosta

Pediatra Neonatólogo

Hacía casi dos años que no retomaba estos temas, y con gusto entramos sin más preámbulo a más creencias que hay que eliminar por no haber razón científica que las sustente, y además, causan nerviosismo inútil en la familia.


  • “Es mejor nacer sietemesino que ochomesino”: Un embarazo se considera maduro o a término después de la semana 38 (8.5 meses de embarazo) e idealmente debe nacer el bebé después de la 39. Cada día, cada semana por debajo de esta fecha aumenta las posibilidades de tener complicaciones por inmadurez a nivel pulmonar principal pero no exclusivamente; aún esas cesáreas “planeadas” en la semana 37-38 se han visto que condicionan problemas -ver artículo previo al respecto. Por lo tanto, un bebé de 36 semanas (8 meses) tiene menos probabilidades de salir con problemas que uno de 32 (sietemesino). Si es niña aumenta una semana su calificación y si tiene medicinas para maduración aumenta otra semana más. Ejemplo: Una niña que nace de 34 semanas pero recibió medicina es como si fuera de 36; el mismo caso en varón sin atención obstétrica adecuada sería como de 32.
  • “La vacuna de influenza da gripa y no me la pongo porque luego me enfermo más”. Esto lo he mencionado hasta el cansancio todos los días con todos los pacientes. Si alguien se pone vacuna hoy y en dos días se enferma de gripa, es una relación CASUAL, no causal. La vacuna tiene un pedacito de 4 virus de influenza muertos, por lo que no protege contra todos los demás virus y bacterias que circulan en invierno en un momento dado. Lo mismo: si le da diarrea, choca, pierde el novio(a), se devalúa el peso (o revalúa en los momentos en donde este desvelado médico está escribiendo), o AMLO decide quitar la luz etc. NO es producto de ponerse la vacuna, que tiene además muchos beneficios demostrados sobre todo en poblaciones de alto riesgo.
  • “Fui a urgencias y me dijeron que tenía influenza, me hicieron la prueba PCR la cual salió positiva, por lo tanto, me deben hospitalizar”: He insistido en todas las últimas temporadas de invierno que la influenza es un diagnóstico clínico, y que la prueba sirve sólo para apoyar la impresión del médico. Por otro lado, las pruebas de PCR en la región no están validadas por ningún organismo, y confunden más que ayudan. Por último, la mayoría de los cuadros de influenza en personas sanas –salvo condiciones de gravedad o enfermedades concomitantes- puede y debe atenderse en domicilio. Tristemente, este virus provoca mucho miedo y mucho engordamiento de bolsillos de médicos poco éticos que todo lo hospitalizan. (Ya haré un artículo al respecto próximamente sobre los internamientos (in)necesarios).
  • “La leche materna no sirve después de año de edad”. En palabras del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, y respaldado por la inmensa mayoría de expertos en la materia y sociedades mundiales: “Madre e hijo/a deben decidir hasta cuando mantener la lactancia. Dar el pecho más allá de los dos años de edad del lactante, aunque poco frecuente, sigue siendo beneficioso para ambos. Cuando llegue el momento del destete, se realizará de forma progresiva y lenta, para evitar problemas tanto al bebé como a su madre.”. De tal manera, señoras, que cuando vean a una mamá dando seno materno a un niño mayor del año de edad, en vez de estigmatizarla y criticarla, felicítenla y apóyenla.
  • (Suegra/comadre/tía/abuela/mama líder de mamachat): “No comas frijoles ni verduras verdes cuando das seno materno”. Dar pecho debe ser un tiempo en que la madre debe alimentarse abundante y sanamente, incluyendo estos alimentos. Lo único que sugerimos es evitar las comidas muy picantes/condimentadas, y en ocasiones muy especiales por condiciones del bebé, disminuir o abstenerse de los lácteos. Así que mamás amamantando: sean felices y coman bien. Si le hacen caso a todo mundo, hasta de tomar otra agua que no sea esterilizada en el Himalaya van a tener miedo. (Por cierto, las aguas Gerber etc para bebé no confieren ningún beneficio).
  • Más sobre la dentición: Aunque ya lo había comentado previamente, dado que sigue siendo motivo de preguntas frecuentes, repito: La salida de los dientes puede dar febrícula y escasas evacuaciones diarreicas en las 24 horas siguientes a la erupción. La salivación excesiva o “babeo”inicia (no se presenta en todos los casos) desde el segundo mes, no significa que vaya a haber dientes pronto, disminuye con la aparición de los primeros dientes pero puede persistir hasta después del año. Ni la “encía inflamada” ni la erupción son causa de fiebre alta, diarrea prolongada, llantos nocturnos, poco apetito, infecciones recurrentes, llanto fácil (generalmente es por estar sobre consentido), falta de sueño, etc. Pobres dientes, tan necesarios para una buena alimentación y tanto que les echamos la culpa de todos los malestares de nuestros hijos pequeños… Por cierto, los collares de ámbar no únicamente no sirven para nada en este sentido, sino que son tan peligrosos (ahogamiento, muertes) que las principales Academias de Pediatría han levantado la voz para pedir que no se usen. Igualmente, los geles con anestésico local ya fueron retirados del mercado en países primermundistas por toxicidad.
  • ¿Cómo puedo limpiar el ombligo de mi bebé pues siempre se ve sucio(negro) en el fondo? No es necesario limpiar de forma obsesiva esa parte, pues el color normal es precisamente negro. (Diría que es como la conciencia humana, pero luego los reaccionarios que ven este blog me empiezan a discutir).

Dos extras que valen la pena aunque no tengan que ver con los bebés:

  • “Los tiburones no tienen cáncer, por lo que los productos naturistas que tienen cartílago o extractos del mismo me van a curar de todo”. Totalmente falso, los tiburones también tienen cáncer. No tanto como el humano pues llevan una vida mucho más saludable – tristemente, ya no tanto por culpa del animal más contaminante de océanos que ha existido en el planeta.
  • “Mi marido puede hacerme caso y platicar conmigo de mis tribulaciones mientras ve las finales del futbol americano” (o cualquier deporte, válido para cualquier varón). La respuesta simple y contundente es: FALSO. El cerebro femenino tiene un área de lenguaje receptivo y sobre todo expresivo excepcional, 10 veces mayor al de su media naranja, conectado por axones –cables-  mejores que la fibra óptica más rápida a todas las demás zonas del cerebro (emoción, llanto, ira, celos, etc). El área de lenguaje masculina es primitiva, chica, con neuronas lentas, y sólo tiene un canal de entrada y uno de salida, sin ramificaciones. Se cansa después de pronunciar 5-6 mil palabras diarias y desde luego prefiere las cosas digeridas, como los interesantes conceptos de los comentaristas deportivos, aunque a las mujeres les parezcan pensamientos tontos y sin hilación. Si usted, querida lectora, quiere ser feliz y no frustrarse, comprenda este designio evolutivo. Siéntese con su  marido, vea la televisión, relájese, no cometa el terrible pecado de preguntar sobre cosas del hogar o trivialidades como quién lava la ropa de los jugadores, porqué los entrenadores escupen tan feo, o si le puede explicar la jugada que acaba de pasar –aún y cuando los equipos modernos tengan la posibilidad de la repetición instantánea. Nada saca más de quicio a ese pobre cerebro masculino que le corten el único canal de comunicación con el mundo en ese momento. Si el equipo de su marido va ganando, celebre con él. Si va perdiendo, sobre todo si es por paliza, sólo agárrele la mano. Si se aburre con lo que está viendo, le aseguro que su marido estará sumamente feliz que haga lo que usted quiera, es más, a lo mejor ni cuenta se va a dar que ya se fue. Cuando termine el partido (a menos que le guste ver los programas posteriores en donde se analiza concienzudamente lo ocurrido en el mismo) su príncipe volverá a hacerle caso y será el mismo de antes. Ni mejor ni peor.