Probablemente hayas usado las frases: “Tengo mariposas en el estómago”, “Tengo un presentimiento sobre esto” o “Tengo un hoyo en el estómago”. ¿Alguna vez te haz preguntado por qué tantos de estos dichos involucran una posible relación intestiino-cerebro? ¡La respuesta es si!
¿Qué es la conexión intestino-cerebro?
La microbiota intestinal juega un papel importante en la función del cuerpo humano. Es la responsable de infinidad de funciones diarias, incluida la digestión y la absorción de nutrientes.
El intestino y el cerebro funcionan de “manera bidireccional”, lo que significa que la salud intestinal puede afectar el estrés, la ansiedad, la depresión y la cognición.
Los estudios científicos muestran que el intestino es el hogar del sistema nervioso entérico, el cual esta formado por dos capas delgadas con más de 100 millones de células nerviosas en ellas, más que la médula espinal.
Estas células recubren el tracto gastrointestinal, controlando el flujo sanguíneo y las secreciones lo que favorece la digestión de los alimentos. También nos ayudan a “sentir” lo que está sucediendo dentro del intestino, ya que este segundo cerebro está detrás de la mecánica de la digestión de los alimentos.
Si bien el segundo cerebro no se involucra en procesos de pensamiento como los debates políticos o teología, los estudios sugieren que sí controla el comportamiento por sí solo. Los investigadores creen que esto sucedió para hacer que la digestión en el cuerpo sea más eficiente.
Debido a que este segundo cerebro es tan complejo, los científicos no están convencidos de que haya sido diseñado solo como una forma de ayudar en la digestión. Entonces, si bien no es capaz de tener pensamientos, sí “habla” con el cerebro de maneras importantes.
Impacto en la depresión
El microbioma intestinal parece desempeñar un papel en la depresión.
Los investigadores han descubierto que la microflora intestinal sana transmite señales cerebrales a través de vías que participan en la formación de neuronas cerebrales y el control del comportamiento. También demostraron que la inflamación afecta el cerebro y la forma en que alguien piensa, lo que explica por qué más del 20 por ciento de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal exhiben comportamientos depresivos.
En un estudio se evaluó cómo el intestino y el cerebro están conectados mediante los efectos de los probióticos en pacientes con síndrome del intestino irritable y depresión. Los investigadores encontraron una mejoría significativa de la depresión cuando los pacientes consumieron un suplemento probiótico en comparación con los que tomaron un placebo.
Una vez más, con una mejora del intestino, se produjo una mejora del bienestar mental. Los pacientes de este estudio consumieron diariamente el probiótico Bifidobacterium longum NCC3001.
Los estudios muestran que los pacientes con enfermedades inflamatorias son propensos a la depresión. La teoría es que una desregulación de las vías involucradas en el eje intestino-cerebro es responsable de este fenómeno. Las investigaciones indican que la inflamación conduce a la depresión y la depresión empeora las respuestas de las citocinas, por lo que en realidad es solo un círculo vicioso.
Impacto en la ansiedad
La investigación muestra que el estrés está íntimamente ligado a nuestro intestino, lo que demuestra la conexión entre el intestino y el cerebro. Sabemos que la salud intestinal influye en la ansiedad y la respuesta del cuerpo al estrés como parte de la conexión cerebro-intestino.
Nuestro cuerpo responde al estrés con un “sistema de lucha- huida”, relacionado con nuestros niveles de cortisol, el cual esta regido por el eje hipotalámico-pituitario-adrenal. Cuando sucede algo aterrador o preocupante, como si alguien salta inesperadamente frente a ti, tienes una reacción física: tus palmas pueden sudar y puede sentir que los latidos de tu corazón se aceleran.
Por lo general, si te encuentras en una situación estresante que luego cesa, tu cuerpo vuelve a la normalidad. Sin embargo, si estás constantemente estresado, tu cuerpo está atrapado en esa fase de lucha o huida durante un período de tiempo prolongado.
La parte fundamental es que nuestro cuerpo no puede distinguir entre el estrés físico y mental. Por lo tanto, tu cuerpo responde de la misma manera si un dinosauro te quiere atrapar que cuando discutes con tu jefe: trata de combatir el estrés.
Este constante estado de estrés provoca una inflamación crónica. El cuerpo reacciona al estrés como un tipo de infección y trata de superarlo.
Debido a que la inflamación es la raíz de muchas enfermedades, esta exposición a un estrés prolongado puede tener graves consecuencias para la salud, que van desde la presión arterial alta hasta los trastornos autoinmunes. Las diferentes cepas de bacterias que se encuentran en el intestino juegan un papel en cómo se regulan nuestra respuesta inmune.
Maneras de mejorar la conexión entre el intestino y el cerebro
Si bien todavía hay mucho por descubrir sobre el misterio del intestino y todo lo que afecta, existen algunas técnicas de como mejorar tu conexión entre el intestino y el cerebro.
- Evita los alimentos procesados
Una dieta basada en alimentos lo más natural posible conduce a un intestino con una composición muy diferente a aquellos que se ha alimentado principalmente con alimentos refinados y procesados. Peor aún, los alimentos ultraprocesados, como el pan blanco, las papas fritas y los productos de panadería y bollería, constituyen casi el 60% de nuestra dieta.
El azúcar agregado que se encuentra en estos alimentos, a menudo disfrazado con cientos de nombres, es responsable de la obesidad hasta la diabetes tipo 2 y las migrañas.
- Consume alimentos probióticos
Comer alimentos ricos en probióticos, como el kéfir y el chucrut, también puede hacer que tu intestino y tu estado de ánimo mejoren. Los probióticos son bacterias buenas que recubren principalmente tu intestino y son responsables de la absorción de nutrientes y de apoyar al sistema inmunológico. - Renuncia al gluten
Para muchas personas, limitar el gluten también tendrá un efecto positivo en su microbioma intestinal. El gluten al ser una proteína demasiado grande provoca que las vellosidades intestinales no puedan abrir y cerrar adecuadamente, lo que provoca el paso al torrente sanguíneo de proteínas mal digeridas y por ende la aparición de inflamación. - Consume grasas saludables
¿Sabías que tu cerebro esta conformado en un 60% de grasa? Por lo que para tener una óptima salud cerebral, debemos de empanizar nuestro cerebro con grasas incluyendo aguacate, aceitunas, palmitos, alcaparras, el aceite de oliva, por ejemplo, incluye una gran cantidad de antioxidantes que protegen a nuestros cerebro del daño ocasionado por radicales libres. También ayuda a mejorar la memoria y la función cognitiva, y actúa como antiinflamatorio. - Consume hongos
El hongo shiitake contiene mucha vitamina B6. Debido a que la vitamina B6 afecta la producción de serotonina y neurotransmisores, los niveles saludables de B6 se asocian con un estado de ánimo positivo y una reducción del estrés de forma natural. - Incluye en tu dieta las semillas
Consume a diario un pequeño puño de semillas, como almendras, nueces, pistaches, semillas de girasol o calabaza. ¿Por qué? Las investigaciones muestran que están llenas de serotonina, una sustancia química que te hace sentir bien y que escasea puedes sentirte deprimido. - Incluye semillas de ajonjolí
Los beneficios de las semillas de ajonjolí provienen de la tirosina, un aminoácido que aumenta los niveles de dopamina en el cerebro. Activa la hormona del bienestar a toda velocidad.
Todavía no tenemos todas las respuestas sobre el vínculo entre el instinto y el estado de ánimo, pero una cosa es segura: nuestro cuerpo y mente están mucho más conectados de lo que crees.