Sentir Intensamente

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Montserrat Montaño

Psicoterapeuta Tanatóloga

Desde pequeños nos enseñaron a clasificar nuestras emociones como positivas o negativas; deseables e indeseables. Crecimos con la creencia de que la fortaleza era el “siempre estar de una pieza como si nada pasara”, desconectándonos de nuestro cuerpo y de nuestras emociones.

Crecimos con frases como “los hombres no lloran” o “no te enojes” o “solo los cobardes tienen miedo”, negándonos el derecho a algo innato, instintivo, primario y humano. Adicionalmente, la cultura establecía que a los hombres solo se les permitía mostrar su enojo y a las mujeres su triste llorar amargamente ante cualquier situación.

Desde pequeños nos enseñaron a clasificar nuestras emociones como positivas o negativas; deseables e indeseables. Crecimos con la creencia de que la fortaleza era el “siempre estar de una pieza como si nada pasara”, desconectándonos de nuestro cuerpo y de nuestras emociones. Crecimos con frases como “los hombres no lloran” o “no te enojes” o “solo los cobardes tienen miedo”, negándonos el derecho a algo innato, instintivo, primario y humano. Adicionalmente, la cultura establecía que a los hombres solo se les permitía mostrar su enojo y a las mujeres su triste llorar amargamente ante cualquier situación.

Es curioso cómo en consulta, cuando les pido que identifiquen lo que están sintiendo pareciera que solo tienen dos emociones; alegría y enojo para los hombres y alegría y tristeza para las mujeres. Me expresan estar muy enojados cuando su cuerpo manifiesta con cada parte de su ser la profunda tristeza o miedo que sienten o estar super tristes cuando su rostro está encendido como volcán a punto de hacer erupción. Ante la incapacidad de identificar sus propias emociones, a todo lo que sienten le ponen la identidad de las pocas emociones que conocen y que “saben” manejar.

Por eso el día de hoy y aprovechando la película de moda, quiero hablarte de las emociones y ayudarte a reconectar con ellas. Sentir te diferencia de una máquina.

Sentir es lo más sano y humano que existe, pero le hemos dado muy mal fama. No existen emociones malas. Todas tienen una función y están aquí para protegerte y facilitar tu vida. Ellas nos permiten dar una respuesta rápida y adaptativaa las situaciones de la vida diaria. Son universales y se activan automáticamente ante un estímulo desatando en nosotros respuestas cognitivas, fisiológicas y conductuales. Estas respuestas en un inicio nos decían qué hacer de una manera sana, pero conforme vamos creciendo, y la cultura, la crianza y el entorno van modelando la respuesta esperada ante cada emoción, éstas van cambiando y no siempre para bien. La mala gestión de las mismas nos lleva a situaciones innecesariamente mas dolorosas y displacenteras.

Imagina que tu carro no trajera un tablero que te indicara velocidad, gasolina, temperatura, presión de llantas, aceite, funcionamiento de computadora, luces, etc…. eso es el equivalente a no sentir. Ahora imagina que a ese tablero le pintaras todas las notificaciones que te ocasionan displacer como el de falla mecánica o el de gasolina. ¿Qué pasaría con tu carro? Bueno, eso te pasa a ti cuando te niegas el derecho a sentir todo lo que sientes, aunque sea displacentero. Por último, imagina que desconoces los significados de las notificaciones y que cuando a tu carro le prende el foco de la gasolina tú le echas agua esperando que se apague o lo ignoras porque no sabes qué hacer y pues… “ignorarlo lo va a solucionar”. Esto equivaldría a tu incapacidad de identificar lo que sientes, tratar de gestionar tu emoción sin atender el verdadero problema, “solucionando ineficientemente” o simplemente lo ignoras y evades con el trabajo y distractores para que “se pase solo”.

Cuando tú le pones nombre y apellido a tu emoción, puedes saber qué es lo que necesitas hacer para restablecer la calma y la paz en tu cuerpo y en tu mente y ese foco se apague definitivamente o se atenúe. Cada emoción tiene una función especifica y si aprendes a escucharlas y atenderlas es muy probable que sentir sea solo eso… sentir.

Nadie puede evitar sentir, pero si lo vemos como nuestro sistema de protección y salud y entendemos su gran ayuda en la vida, todos dejaríamos de evitar las emociones.

A continuación, te dejo la rueda de las emociones. Seguro te sorprenderás de ver que son tantas. Estas emociones se derivan de las emociones básicas (felicidad, tristeza, asco, ira, miedo y sorpresa) y según su intensidad o la mezcla de emociones reciben otro nombre. Te sorprenderás al ver que aquello que llamas depresión o ansiedad es solo una emoción más compleja pero natural.

Una vez que logres identificar lo que sientes es momento de escuchar la emoción y tomar las acciones inmediatas o preventivas para que ésta aminore o desaparezca. Por ejemplo: Si te das cuenta que los domingos te pones “triste” porque estás aburrido y no porque es “domingo de bajón” podrás resolverlo con actividades que disfrutes en lugar de irte a aburrir más al mall “a ver si se te pasa la tristeza”. Como verás la principal diferencia es que identificar la emoción te permite entenderla y atenderla. Recuerda que las emociones son tu GPS de vida y se encienden cuando necesitas darte cuenda de algo que tienes que atender, quitar, modificar, validar o resolver.

Algo que todos mis pacientes de tanatología han escuchado alguna vez es: “No puedes pasar por los cambios difíciles o dolorosos de la vida como si nada pasara. Es sano y necesario que tu cuerpo viva su proceso y eso está muy bien te hace humano.” ¡Validar-te es super importante! Validarte es abrazar la emoción y sentirla y permitirle ser y comunicar. Es entender que, pese a que para otros pueda ser incorrecto o una tontería, para ti así es y eso está bien.

Y hablando de cambios y procesos es muy importante entender que una misma situación puede provocarnos más de una emoción y que en el mismo día podemos vivir mas de una emoción. Ante un choque puedo estar asustado (deberás darle tiempo y realidad al cuerpo para que asimile que ya está a salvo), agradecimiento (porque no hubo muertes), enojado (por las pérdidas materiales) y etc. mientras que ese mismo día sientes paz porque estás con los tuyos y culpa por no haber llegado al cumpleaños de tu amigo. Somos seres sintientes y nuestros días están llenos de emociones que si se gestionan correctamente suelen solo ser.

La próxima vez que estés pasando por una situación o tengas una emoción displacentera pregúntate qué estás sintiendo y la función que esa emoción tiene en tu vida.¿Qué paso para que te sintieras así? ¿Qué te está mostrando esa emoción?

Te dejo brevemente algunas de las funciones de cada emoción básica para que entender lo que te piden sea mas sencillo.

Ira: Nos prepara para la pelea y nos activa para derivar obstáculos y/o defendernos. Favorece el poner límites y dejar de permitir que nos transgredan.

Felicidad: Nos ayuda a identificar cuando algo es bueno o positivo para nosotros, que nos hace bien y nos invita a continuar en esa dirección o buscar repetir la experiencia.

Miedo: Agudiza nuestros sentidos y nos hacen tomar perspectiva. Aumenta el estado de alerta. Nos ayuda a percibir peligros. Cuando no se le da realidad puede desencadenar ansiedad y estrés generando escenarios irreales de peligro. Esto tampoco es negativo mientras no se prolongue. Existe un grado de ansiedad y estrés funcionales.

Asco: Detecta lo que puede hacerte daño. Olor a podrido, aspecto a echado a perder, etc. También se encarga de identificar la comunicación no verbal como cuando la otra persona es un depredador o no tiene buenas intenciones. Instintivamente te aleja de lo que puede amenazar tu integridad.

Tristeza: Te alenta para poder descansar y repararte. Nos ayuda a apoyarnos en otros, a buscar ayuda y nos prepara para el cambio. Favorece la empatía.

Es importante que sepas que la emoción pura dura aprox 90 segundos, pero son los pensamientos a los que atas la emoción, lo que reinicia el ciclo en un bucle más largo o infinito. Ej: Estoy frustrado porque no gané la beca deportiva. Esa frustración pasará en 90 segundos, pero cuando está por “pasar”, tú te dices a ti mismo “soy un fracaso” y eso reinicia otros 90 segundo de la emoción y así sucesivamente. Sentir no es caer en drama o en victimismo. Eso es parte de lo que les da una mala reputación a las emociones. Todo este proceso que te describo te lleva al autoconocimiento y a la responsabilidad de ti mismo, de tu sentir y de tu vida. Eso es parte de la belleza.

Me encantaría hablarte más sobre tus emociones, su importancia y la gestión de las mismas, pero eso será mas adelante en otra edición. ¡Es magia pura! Por ahora espero te sea de ayuda y recuerdes que sentir le da color, variedad y salud a tu cuerpo, mente y corazón. Las emociones son como la energía: No se destruyen, solo se transforman. No las reprimas, acumules o ignores al grado de que te enfermen, dañen o descontrolen tu vida.

“Esta bien sentir lo que sientes y también esta bien si no siempre estas bien” ¡estas viv@! Siéntelo intensamente.