Soltar en Paz

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Sandra Díaz

Mentor Espiritual

Una de las elecciones que más responsabilidad requieren de nuestra parte consiste en saber quiénes nos rodean y están con nosotros en los momentos importantes de nuestra vida.

No sólo porque son las personas de las que aprendemos continuamente, también porque su energía nos aporta o nos resta en el camino diario.

Por algo dicen que somos el reflejo de las cinco personas con las que más convivimos.

Aquellos que se emocionan junto con nosotros por nuestros logros y están para sostenernos cuando sentimos que todo se tambalea; quienes son felices viéndonos avanzar y crecer, aquellos que se suman a nuestra existencia sea cual sea el momento, merecen compañía, atención y cariño.

Todos queremos estar bien, compartir momentos alegres, risas, felicidad y todo lo lindo de la vida.

Entonces todo funciona y nos sentimos acompañados y en armonía unos con otros.

Y ¿Qué sucede cuando por alguna razón las cosas cambian?

Solo aquellos que han crecido emocionalmente estarán junto a nosotros cuando no seamos una buena compañía porque estamos tristes o frustrado, enojados y distantes.

O porque hemos cambiado, tenemos otra manera de pensar o simplemente cometimos un error.

Es hermoso coincidir pero si alguien no está listo para acompañarte en la sombra, dale libertad para elegir irse.

No lo detengas.

Si ya has trabajado suficiente en ti, sabes que todos tenemos derecho a no estar cuando la energía no empata o cuando la distancia se agranda tanto, que es muy difícil coincidir.

Sé amorosamente egoísta para hacer lo mejor para ti.

Silenciosamente paciente y amigablemente distante para ver por encima de la bruma quién sí y quién no sin juzgar ni forzar.

Permite que todo tome su lugar en esta obra de teatro que es la vida convirtiéndote en protagonista de tu propia historia y que los demás jueguen el papel que han elegido.

No hay nada más amoroso que dejar ir sin carga y recordando lo hermoso que esa relación aportó a tu vida, lo negativo bórralo.

La suma de ese aprendizaje ya forma parte de quien eres.

Así que solo agradece y continúa.

Cuando permites que las relaciones tomen distancia en paz, no hay deudas que saldar, no hay rencor ni dolor.

Y no olvides, el que las cosas hayan cambiado, no significa que no pueden ser mejores.

El amor, no hace excepciones.