¿Te comes tus emociones?

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Grecia Olivas

Nutrióloga Clínica

Gracias a que tengo 10 años de experiencia en consulta privada, puedo escribir estas líneas para esta revista con una misión y visión alineada a mi objetivo.


Existe un tema recurrente en las consultas: Hasta el 80% de mis pacientes del año refieren con frecuencia la ansiedad por comer. Cuando el paciente comparte con mayor profundidad sus sensaciones nos damos cuenta que no es ansiedad, sino emociones (energía en movimiento) que no saben identificar y les llaman “ansiedad” o “ansiedad por comer”.

En ocasiones usamos la comida como escudo para no sentir, para no hacer, para no ver, para no escuchar incluso para no estar.

A continuación les hago una lista con algunas de ellas:

1. Comer en lugar de dormir. El cuerpo requiere para su correcto funcionamiento descansar, ya que es cuando las células del cuerpo se regeneran. Muchas veces nos despertamos desde las 6.00 AM y para las 6.00 PM ya son 12 horas de actividad continua tanto mental como física, por lo que es inevitable presentar fatiga al final de la jornada. Al llegar a casa y ver todas las tareas que aún les faltan por hacer los pacientes refieren que les da hambre sin que nada los pueda saciar, rompiendo cualquier esquema de dieta. No saben la razón, pero generalmente pasa a las 7:00 PM, justo al llegar a casa después del trabajo. Cuando profundizo con el paciente, nos damos cuenta que lo que su cuerpo necesita es una pausa como dormir o meditar, un paseo recreativo para oxigenar al cuerpo, bajar nivel de cortisol y el nivel de estrés para terminar con todos los pendientes. En cambio, cuando no se da cuenta el paciente come en exceso hasta aumentar la glucosa en sangre sintiendo energía temporal para terminar el día, rompiendo la dieta y perdiendo de vista sus metas. Esta conducta detona una serie de problemas posteriores como fatiga, baja pronunciada de la glucosa, colitis, reflujo, dificultad para dormir y distención abdominal. Incluso en ocasiones entran en el círculo vicioso de culpabilidad por no seguir su plan nutricional.

Cuando en la consulta el paciente se da cuenta de que se está autosaboteando y está plenamente consciente de esto lo soluciona teniendo un pequeño descanso de 15 minutos. Esto permite que el nivel de estrés disminuya y elija los alimentos apropiados para tener la energía suficiente para terminar sus tareas. Tenemos que aprender a escuchar al cuerpo y darle descanso. Hay que evitar llevarlo al extremo porque él intentará obtener energía de cualquier fuente. La comida es energía, si te quita energía o te hace sentir mal después de comerlo entonces no es un buen alimento.

Es importante aprender a escuchar las señales de nuestro cuerpo, para así convertirnos en comedores conscientes, detectando señales de hambre y saciedad.

2. Comer por entretenimiento. Cuando doy seguimiento a las emociones a lo largo del tratamiento por medio de un diario, me doy cuenta que muchos de mis pacientes comen por aburrimiento para entretenerse. En la tarde, ya sin pendientes y sin actividades, vas al refrigerador o la alacena pensando: ¿Qué comeré? ¿Qué se me antoja? Así sucede 2 o 3 veces por la tarde, excediendo las calorías necesarias para tu cuerpo. Esto se llama antojo y por lo general no es una colación saludable, son alimentos altos en grasa saturada y azúcar.

Un ejercicio que ayuda a no cometer este error es hacer una lista de 5 a 10 actividades que te gusten y disfrutes hacer, que te entretengan y que no tengan que ver con ingerir alimentos. Algunas de estas pueden ser bailar, pintar, rezar, meditar, hacer yoga, leer, dibujar, escribir, ver TV, hacer pulseras, tejer, caminar, escuchar música y cantar. Realizar actividades diferentes a ver TV y comer es buena terapia para evitar caer en este saboteo. Te comparto las diferencias entre los 2 tipos de hambres existentes. Observa cual es la que tienes más seguido y ten en cuenta que puedes disminuir el hambre emocional si llevas una dieta personalizada.

3.Comer por llenar presencias. Muy frecuentemente lo veo en consulta, ingerir cierto alimento nos recuerda alguna persona o momento de nuestra infancia donde estábamos muy protegidos tanto física como emocionalmente, sin preocupaciones económicas sin responsabilidades. Por ejemplo, mucha gente consume pan dulce en abundancia y cuando indago más, me doy cuenta que ese pan recuerda a ese abuelito o abuelita que lo llevaba a comprar pan dulce todas las tardes de chico. Cada día que el paciente consume pan, en su inconsciente es como estar con su abuelo o abuela. Aquí como nutrióloga amante de guiar a mi paciente hacia un mejor estado de salud, le hago ver que cuando era niño tenía mucha actividad física y podía consumir ese pan sin afectar su salud, pero en la actualidad el sedentarismo convierte en dañino consumir alimentos tan densos en calorías todos los días. Siempre veo una disminución de este tipo de antojos cuando hacemos conscientes esas ausencias ligadas a la comida.

4.Comer para encajar. Muchas veces estamos en un régimen nutricional y lo seguimos al pie de la letra. Nos percatamos de cambios al tercer día, sentimos más energía, nuestra ropa nos queda mejor, dormimos más tranquilos y nos sentimos muy bien, pero llega el fin de semana y con él la convivencia social. Sabemos que el menú del restaurante o de la cena en casa puede ser incongruente con nuestro plan alimenticio, pero la amiga del amigo nos dice: ¿A poco no vas a comer ni tomar? Es aquí cuando decidimos comer por encajar y evitar el ¿Qué dirán? Puede no ser el caso de todos, solo doy opciones para identificar el motivo por el cual no estamos en nuestro peso o nos autosaboteamos. Es importante saber que nuestra salud es más importante que cualquier opinión social. Vivimos en una situación donde vemos que el estar con peso saludable, sin hipertensión, sin diabetes es importante para disminuir el riesgo de muchas enfermedades y ahora más con el COVID 19.

5.Comer para premiarte. Sí, así como se lee: El ser humano come porque hizo algo bien. Así estamos configurados o educados desde chicos. Creo que es algo que tenemos que ir modificando poco a poco. Todos lo hemos hecho y vivido. Por ejemplo, de pequeños nos decían: “si dejas de llorar te doy una paleta” o “si te sacas un 10 te llevo por una nieve”. Esto no significa que crea que esté mal premiar a tu cuerpo cuando logramos algo con esfuerzo. Al contrario, pienso que tenemos que hacerlo, pero que esto no sea con comida todo el tiempo. Muchos pacientes adultos, después de trabajar toda la semana y hacer dieta llegan al fin de semana y se premian, subiendo todo lo que habían bajado. Haciéndolo consciente en consulta, vemos otras opciones, aunque para mí la salud es la mejor recompensa que existe. Para solucionar esto poco a poco les propongo una actividad a mis pacientes para que descubran la manera en que se pudieran premiar que no fuera con comida. Ésta consiste en crear una lista de las recompensas que su cuerpo, mente, alma y sentidos necesitan. Es importante premiar todos los sentidos, no solamente el gusto (comida). Les comparto algunos de los premios que nombran en consulta: Comprar un libro, una blusa, poder ir a una clase de baile, estar sola para leer, ir a un viaje, ir a visitar a mis amigas, oler algún perfume, dormir, un spa, cantar, hacer manualidades, oler unas flores, pintar, tocar un instrumento, ver un concierto, ver un amanecer, ver un atardecer, tomar un baño relajante, terapia de cuencos, aromaterapia, hacer yoga, dormir, caminar, meditar con un guía, rezar y ver TV. Existen muchas maneras de premiarte, de recompensarte por haber logrado algo, de consentir a ese niño o niña que llevas dentro por el adulto en el que te has convertido. Busca premiarte con cosas que no dañen tu salud. Tener esta lista a la mano les ayuda mucho a mis pacientes cuando sienten necesidad de recurrir a la comida en exceso como manera de recompensarse.

¡Mereces salud, es la mayor plenitud!

Cuida a tu cuerpo porque es el único que tenemos para vivir esas experiencias maravillosas como abrazar a tus hijos, bailar, respirar, conocer a sus nietos, tomar de la mano al amor de tu vida, observar un atardecer y ver el mar. Es tu cuerpo el que te permite hacer esas cosas tan maravillosas. ¡No lo defraudes, dale pensamientos positivos, comida saludable y actividad física!