¿Tenemos cinco sentidos… o siete?

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Mireya Tirado Medina

Mentora en salud, bienestar y medio ambiente

Durante generaciones, se nos ha enseñado que el ser humano percibe el mundo a través de cinco sentidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto.

Esta clasificación, propuesta por Aristóteles hace más de dos mil años, sigue presente en libros de texto y en nuestro pensamiento cotidiano. Sin embargo, la ciencia moderna ha demostrado que el cuerpo humano es mucho más complejo, y que reducir nuestras capacidades sensoriales a sólo cinco es una simplificación.

El sexto y séptimo sentido

Según lo que afirman los científicos, existen dos sentidos de suma importancia que resultan clave para nuestra salud:

Propiocepción: Saber dónde están las partes del cuerpo sin verlas. Este sentido es fundamental para la coordinación.

Interocepción: Sentir lo que ocurre dentro del cuerpo: hambre, sed, respiración, ritmo cardíaco.

La interocepción es la información que le llega al cerebro de lo que sucede dentro del organismo… Es el sentido número uno porque de todo lo que suceda es a lo que el cerebro le va a dar la máxima importancia. Y el número dos en prioridad es el sentido de la propiocepción, la información que le llega al cerebro de cómo está mi cuerpo por fuera, la postura, los gestos y las sensaciones que yo tengo a lo largo de mi cuerpo.

Para poder desarrollar estos sentidos de forma que favorezcan un estado de bienestar, describo a continuación las prácticas más útiles en cada uno de ellos:

Interocepción

  • Conexión mente-cuerpo: La meditación y el mindfulness mejoran la conciencia interna.
  • Salud intestinal y hormonal: Afecta la calidad de las señales internas.
  • Gestión del estrés: El estrés puede distorsionar la percepción corporal interna.

Propiocepción

  • Ejercicio físico regular: Yoga, pilates, Q-gong o caminar descalzo estimulan este sentido.
  • Estabilidad articular y fuerza: Esenciales para una buena señal propioceptiva.
  • Estimulación neurosensorial: Fisioterapia, juegos motores o rehabilitación sensorial.

¿Por qué importa entender nuestros sentidos?

Conocer la amplitud de nuestros sentidos tiene aplicaciones en la medicina, la psicología, la educación y el deporte. Por ejemplo, la interocepción se ha vinculado con la salud mental. Personas con ansiedad o depresión pueden presentar una interpretación alterada de sus señales internas. Por eso, prácticas como la meditación, el yoga o la respiración consciente no solo son ejercicios de relajación, sino herramientas para mejorar nuestra percepción corporal y emocional. Nuestros sentidos no son solo ventanas al mundo exterior; son también puentes hacia nuestro mundo interior. Escuchar al cuerpo es un arte que todos podemos recuperar.

Aplicaciones prácticas en salud

La Interocepción genera bienestar emocional y mental: El entrenamiento interoceptivo reduce ansiedad, mejora autoevaluación física y fomenta decisiones más racionales, y algunas personas con trastornos psicofísicos mejoran síntomas con terapias basadas en mindfulnes. Por último, con mejor percepción interna, las personas mantienen rutinas regulares de entrenamiento y encuentran mayor motivación en el ejercicio:

Por su lado, la propiocepción puede ayudar a prevenir lesiones: deportistas con entrenamiento propioceptivo presentan menor incidencia de esguinces y mejor coordinación y se ha encontrado que pacientes con dolor cervical recuperan equilibrio y función con programas sensoriales.

Estos descubrimientos sobre los sentidos constituyen una invitación a sentir más y mejor nuestro cuerpo, por ello, te invito a explorar y cultivar tus sentidos más allá de los tradicionales. Aprender a sentir el cuerpo por dentro (interocepción) y a habitarlo de forma consciente (propiocepción) es una puerta hacia una vida más plena, con mayor salud física y emocional.

Que estés bien, ¡hasta la próxima!