Tu comida impacta tu Inteligencia y tus emociones: Segunda Parte

Picture of Ing. Mireya Tirado Medina

Ing. Mireya Tirado Medina

Mentora en Salud, Bienestar y Medio Ambiente

La relación entre la alimentación y la salud cerebral, mental y emocional es innegable, y los ácidos grasos esenciales juegan un papel primordial en esta ecuación.

¿Sabes qué son y cuánto te benefician?

En nuestro artículo anterior se abordó el tema de la salud cerebral, con énfasis especial en el impacto que tu comida tiene sobre tus capacidades mentales y, sobre todo, emocionales, afectando directamente tus estados de ánimo.

Se recomendó regular la ingesta de azúcares y la conveniencia de ingerir azúcar de fuentes naturales como frutas y verduras, recordando que esta es el carburante (energía) que usa el cerebro para funcionar adecuadamente.

Continuando con el tema, hoy hablaremos sobre algo que también es de suma importancia para la salud cerebral y mental: los ácidos grasos esenciales.

Difícilmente podríamos saber, a menos que investiguemos sobre ello, que el cerebro está constituido en un 60 % por grasa. Por ello, es indispensable considerar que la ingesta de ciertos tipos de grasas puede mejorar sustancialmente tus funciones cerebrales. Estas grasas, o mejor dicho, ácidos grasos, son los Omega 3 y Omega 6.

Con base en investigaciones del Programa de Neurociencia de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, las personas que llevan una dieta baja en ácidos grasos Omega 3 son más propensas a sufrir un desgaste acelerado en el cerebro. Asimismo, una revista española de psiquiatría en su edición del año 2017 señala que una dieta pobre en ácidos Omega 3 podría figurar como un factor de riesgo para la aparición de depresión.

Para empezar, es importante tomar en cuenta que los ácidos grasos, además de funcionar como fuente de energía, son componentes integrales de la membrana celular, ayudando a la comunicación entre las células nerviosas, lo que permite acceder a la información relevante en menos tiempo. Es decir, podemos tener más agilidad y memoria mental. He ahí su poderoso beneficio cognitivo.

DHA y EPA

En lo que respecta al ácido graso Omega 3, éste se descompone a su vez en DHA y EPA, y aquí viene lo interesante: el 60 % de la materia grasa en el cerebro está compuesta por DHA.

Veamos qué dice la ciencia sobre esto.

Según científicos estadounidenses, el DHA ha demostrado propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que puede ayudar a proteger el cerebro de daños oxidativos y procesos inflamatorios. Asimismo, señalan que altos niveles de DHA en la zona cerebral llamada hipocampo favorecen las funciones asociadas con la memoria, el aprendizaje, la orientación espacial y la regulación emocional.

Por otro lado, a través de un estudio aleatorio realizado en Japón que incluyó a 23 adultos jóvenes de alrededor de 20 años, se observó una reducción significativa en la gravedad de la depresión, tan solo después de 3 semanas de tratamiento con Omega 3.

Por si fuera poco, este ácido graso también ayuda a la inhibición del estrés oxidativo, tanto a nivel cerebral como de la retina, y se considera que puede funcionar como “barredor” de radicales libres, coadyuvando a la prevención de la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Estos ácidos se denominan ácidos grasos esenciales, y por razones obvias es importante asegurarnos de consumirlos.

Sin embargo, hay que decir que, aunque estos ácidos esenciales son indispensables para el cuerpo, deben ser consumidos de fuentes externas, ya que el cuerpo humano no los produce.

¿Dónde encuentro los Omega 3 y Omega 6?

Están presentes en el salmón y el pescado, pero también los aportan en buena cantidad las nueces, el brócoli, el huevo, las frutas como el melón, fresa y kiwi, además de semillas de chía y de lino; por mencionar algunas fuentes. De igual manera, se puede acceder a ellos a través de suplementos.

Para concluir: los ácidos grasos juegan un papel esencial en tu salud cerebral, mental y emocional. Así que, a poner en práctica lo aprendido. Nos vemos en la próxima… ¡y que estés muy bien!