«Doctor, mi hijo no come y está flaco»

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Dr. Ricardo Acosta

Pediatra

Cualquier papá que se hace cargo de niños mayores de un año sabe que la hora de comer puede ser todo un reto. 

A continuación, te pido leas con detenimiento y compartas con tus familiares los siguientes consejos que te ayudarán a:

1) Mantener la paz durante las comidas.
2) Convencerte de que tu hijo no se “morirá de hambre”.
3) Convencerte también de la inutilidad de dar vitaminas en niños sanos con peso adecuado para su edad.

“Si limpias tu plato, podrás ver la tele…”

“Nada de postre hasta que te acabes tus verduras…”

“Aquí te vas a quedar todo el día hasta que te termines el brócoli (o espinacas o hígado)…”

“Doctor, mi suegra me dice que mi hijo está muy flaco y que come mal”

“Vengo a que me de unas vitaminas para esta niña que no come nada”

¿Te suena familiar? No hay duda que escuchaste esto cuando eras un niño, y es muy probable que estés repitiendo lo mismo con tus hijos. Pero la investigación sobre este tema continúa mostrando que la extorsión y la amenaza con respecto a la comida se vuelven contra uno. La comida debe ser alimento, no castigo. La hora de comer debe ser un momento para disfrutar con una conversación tranquila, no con una batalla sobre los alimentos. Además de una variedad de alimentos saludables, un ingrediente muy importante para que el niño se encuentre bien alimentado consiste de una atmósfera placentera a la hora de comer.

En primer lugar, tienes que saber que todos los niños exhiben conductas peculiares “normales” para su edad al comer. No lo tomes personal. Un hartazgo, una auto-huelga de hambre, y malos modales en la mesa son todos parte del desarrollo normal del niño. Ellos usan la mesa y el refrigerador como un escenario para ostentar su independencia. Algunas veces los alimentos no son el dilema. El proceso de comer y la respuesta tuya a éste, es sólo una forma más en que los niños exploran el ambiente que les rodea.

En segundo lugar, toma en cuenta que la mayor parte de la conducta frustrante durante la comida en niños pequeños es parte de la desaceleración de su tasa de crecimiento. Después de un rápido periodo de crecimiento en el primer año de vida, la tasa disminuye, así como el apetito de los niños. No esperes que un niño de tres años coma tan vorazmente como un bebé o que coma porciones para adulto. Si tu hijo(a) se está desarrollando con normalidad y le estás proporcionando una variedad de alimentos saludables, ten por un hecho que no está matándose de hambre, por más que las abuelas y demás familiares o comadres “metiches” digan lo contrario.

Así mismo, puedes estar preocupado(a) porque el niño(a) come bocadillos todo el tiempo, pero nunca parece terminarse la comida. Los niños tienen estómagos y periodos de atención muy pequeños. No es una mala idea ofrecer las tres comidas y pequeños refrigerios entre ellas de comida sana, fruta y verdura, evitando comida chatarra e hipercalórica.

Tu hijo(a) mostrará patrones de conducta y alimentación diferentes durante su infancia. Por ejemplo:

– Obsesionado en un alimento favorito: tu hija sólo come dos o tres alimentos, una comida tras otra. Por alguna razón desconocida, en la mayor parte de los casos el alimento favorito es saludable — leche, yogurt, pasas o huevos. Permítele comer su “preferido”, pero continúa ofreciendo también otros alimentos diferentes en cada comida. Después de unos días, o tal vez semanas, es muy posible que ella pruebe algunos de los otros alimentos disponibles en la mesa. Se estima que hay que exponer a los niños más de 12 a 15 veces a las comidas que no les gusta para que las acepten. No te des por vencida.

– Resistencia a comer: Tu hijo se rehúsa completamente a comer lo que se le ha servido. Con frecuencia esto en realidad es un juego de atención. ¿La mejor solución? Siéntate y relájate. Ten disponible todo el tiempo, ya preparada, comida que a él le guste (pan, palitos de zanahoria o apio, o fruta). Apóyalo, pero también establece límites. Si no come esta vez, ya comerá a la próxima. No morirá de hambre.

– Lloriqueo y quejas: “Odio el pollo”, y lo arroja al piso. Esta es una conducta inapropiada, hasta para un niño de tres años, que requiere de atención. Puedes empezar por sugerirle que se coma los otros alimentos que se encuentran en la mesa. Tal vez las papas, o tal vez los chícharos. Si no se puede comportar con propiedad y/o decide no comer, entonces él deberá dejar la mesa. No le des comida “para llevar” ni le permitas regresar a comer postre. Tendrá que esperar hasta el próximo bocadillo o comida planeados. Si cumples esta estrategia con constancia, tu hijo aprenderá lo que se espera de él. El juego es: paciencia.

– Dieta de la comida clásica occidental: Una queja muy común en mi consulta es que los niños sólo quieren comer pan, papas, pastas y leche. ¿Y qué? Esta dieta cubre la mayoría de los grupos de la pirámide alimenticia. Aparte de que es un poco aburrida o blanda, no hay nada inherentemente malo con esta combinación, mientras no sea para siempre. Evita presionarlos o llamarles la atención para que coman otros alimentos: solamente aumentarán el problema. Continúa ofreciendo una variedad de alimentos, especialmente de color brillante. ¡La mayoría de los niños se verán atraídos por los colores de los tomates, la sandía o palitos de zanahoria! Así mismo, si los invitas a cocinar contigo, sentirán mayor curiosidad y posiblemente les gusten más.

– Temor a los alimentos nuevos: Tu hija se rehusa totalmente a comer algo que no haya comido antes. Esto es bastante normal. Puede tomar muchas exposiciones a la comida antes de que un niño esté listo para probarla, y aún muchas exposiciones más antes de que realmente llegue a gustarle. No fuerces la situación. Simplemente ofrece el nuevo alimento en otra ocasión.

Todo lo anterior nos lleva a un buen punto: Piensa en tu niño como alguien que tiene las mismas necesidades y deseos que los tuyos. ¿Disfrutas comer cuando no te sientes bien? Él tampoco. ¿Te desaniman las porciones abrumadoramente enormes? A ella también. ¿Tienes antojos de comida que duran muchos días? Bueno, ellos también. Respeta estos deseos y tendrás mucha de tu frustración bajo control.

¿Cómo sé que están comiendo bien?

El crecimiento es una buena guía para este caso. Si tu niño está en promedio (percentilas 10-90) para altura y peso en las gráficas para su edad, se encuentra bien. Comida es igual a crecimiento adecuado.

Es importante recordar que los niños son los mejores en juzgar cuanto deben comer. Los adultos no son responsables por la cantidad de comida que un niño come. Los padres pueden juzgar mejor qué es lo que deben comer los niños (la calidad). Repito: Los adultos no son responsables por la cantidad que come un niño, o incluso si come. Sin embargo, son responsables de proveer las bases para una buena nutrición, esto es, la calidad. Enseguida se enlistan los pasos más importantes para ayudar a los niños a comer mejor y a evitar argumentos sobre la comida:

1. Prepara a los niños para las comidas. Una advertencia cinco minutos antes de la comida les permite calmarse, lavarse las manos y alistarse para comer.

2. Compra solamente los alimentos que quieres que tu niño coma.

3. No te preocupes si tu niño se salta una comida.

4. Deja a los niños escoger sus propios alimentos a partir de las buenas opciones que se les ofrece.

5. Sirve comidas y bocadillos en horarios regulares.

6. Haz de la comida un rato agradable. Bajo ninguna manera pelees o regañes a tu hijo por lo que ocurra durante las comidas

7. Enseña buenos modales en la mesa.

8. El tiempo de comida debe durar cuando mucho media hora. Lo que no se consumió, deberá levantarse de la mesa.

9. Si el problema es que tu hijo rechaza el cambio de consistencia o el tamaño del alimento (por ejemplo, si comía muy bien papillas y no quiere picados recientemente añadidos), regresa a lo que funcionaba por 1 o 2 meses y reinténtalo después de este tiempo. No hay prisa.

10. Reconoce las señales de hambre de tu hijo. No alimentes (ni sobrealimentes) si no tiene hambre.

11. Evita a toda costa premios y castigos en referencia a la cantidad de alimentos consumidos.

Los encuentros felices con los alimentos a cualquier edad ayudan a preparar el escenario para hábitos buenos de alimentación en el futuro. El manejo de situaciones de alimentos y comida en forma calmada y positiva favorece a que el niño escoja opciones saludables de alimento, promoviendo un ambiente cálido y hogareño para él.


Por último, las vitaminas
no son para niños sanos.