Por generaciones se nos ha pasado el temor a este síntoma, siendo el que más nos preocupa y que genera muchas consultas, desgraciadamente, la mayoría con tratamiento erróneo e innecesariamente reactivo y fuerte para los niños.
Caso de la vida real: Niña de 11 meses, sana previamente, en guardería, que inicia con fiebre alta súbita (39.5oC), tos y secreción nasal. Come relativamente bien y está un poco irritable. A la exploración en el consultorio sólo hay ganglios crecidos detrás de los pabellones auriculares, y la garganta está discretamente roja, con secreción nasal amarilla.
Dependiendo de dónde viva esta niña, el tratamiento sería el siguiente:
a) En México, en consulta de urgencia –pues la abuela y la tía líder dicen que el paciente se puede convulsionar o tener meningitis- los escenarios serían: en farmacias similares: Ceftriaxona inyectada y neomelubrina. En Sector salud: Penicilina inyectada y acetaminofén. En consulta privada por pediatra: Cefixima tomada (el de moda es Biomics ® o Denvar ®) y algún antitérmico. Posiblemente, se añadiría algún “antigripal”.
b) En Nuestro vecino del Norte: No se conseguiría cita inmediatamente y unas horas después, el médico aconsejaría acetaminofén o ibuprofeno y esperar.
c) En Canadá y la Unión Europea: No habría cita ese día, y el médico cuando vea al paciente, diría que no tiene importancia, que le den “Tempra” y que regresen en 5 días si sigue con fiebre o se manifiesta algo más.
¿Desenlace? A los tres días de iniciado el cuadro, la fiebre se controla y la gripa mejora pero aparece tos (los cuadros leves de vías respiratorias superiores duran de 5-7 días y la tos es el evento final). ¿Medicinas innecesarias? Los antibióticos. Y posiblemente, los antigripales.
Por lo anterior, quiero desmitificar creencias al respecto, para que los padres se sientan tranquilos y tomen decisiones correctas que tendrán consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
1) ¿Cuándo es fiebre?
Aunque hay muchos estudios al respecto, las definiciones prácticas son: Más de 38oC rectal o en oído, más de 37.5oC axilar. Los nuevos aparatos de toma de temperatura en la frente o en otras partes no son confiables. Siempre la fiebre será más alta por las noches por variación circadiana.
2) ¿Para qué sirve la fiebre?
Prácticamente todos los animales pluricelulares, vertebrados e invertebrados, han desarrollado la característica de la elevación de la temperatura corporal para luchar más efectivamente contra las infecciones. Cuando un agente invade nuestro cuerpo, despierta en nuestras defensas unas señales (sustancias de inflamación) que viajan al hipotálamo (cerebro) y hacen que el termostato cambie la temperatura.
Cuando la temperatura sube, tenemos frío, temblamos. Si el cuerpo deseara bajar su temperatura, sudaría, cosa que sucede una vez que pasa la fiebre. La elevación de la temperatura corporal tiene tres efectos benéficos: La mayoría de los virus, bacterias, etc. mueren a temperaturas altas o al menos se disminuye su invasividad; los leucocitos (nuestros soldados) se vuelven más activos y efectivos; las sustancias (anticuerpos y otros) que ayudan a combatir al agente invasor, se producen más y actúan mejor a temperaturas altas.
3) ¿Por qué entonces tanto miedo a la fiebre?
La fobia a las altas temperaturas viene transmitida de generación en generación a través de los siglos, por la vía materna. Un niño con fiebre en el siglo XVII tenía altas posibilidades de morir o de secuelas, uno a mediados del siglo XX le iba mejor pero aún con tasas altas de problemas. En la actualidad, y gracias a las vacunas, a una atención oportuna y a los antibióticos utilizados en el momento correcto, la gran mayoría de las infecciones no conllevan ningún riesgo. Es falso que la fiebre alta por sí sola provoque meningitis o retraso mental; los niños que tienen crisis convulsivas por fiebre tienen el cuadro aún con temperaturas no muy altas (1-3% de la población) y el pronóstico es excelente. Enfermedades preocupantes como infecciones del sistema nervioso central, sarampión, etc. son cubiertas con una inmunización adecuada.
Muchos estudios validan el hecho de que bajar obsesivamente la fiebre no es bueno para curar las infecciones. Por ejemplo en el caso de la influenza, está demostrado que los pacientes que no se les da antitérmicos o se les da solo si la molestia es muy grande, mejoran más rápido que aquellos a los que se les dió antitérmico por horario. En muchos países del mundo, como el ejemplo que puse en un principio, se sigue una conducta mucho más expectante con respecto a este síntoma, lo cual es una conducta adecuada.
Tristemente, vale más la palabra de la abuela y del grupo de “wats” que la evidencia, pero esto tiene que cambiar. La obsesión en caso de enfermedad de mantener la temperatura por debajo de los 37oC es algo muy común entre nuestras mamás, no solo es ineficaz para acelerar la curación, sino que puede resultar en complicaciones.
¿Cuándo entonces debe tratarse? Hay reglas muy sencillas a seguir:
a) Todo niño menor de 6 meses con fiebre (sobre todo, menor de 3 meses) amerita revisión urgente por un especialista. No médico general ni similares.
b) Paciente muy molesto, incómodo o con temperatura mayor de 39-39.5oC amerita antipirético. Aquellos niños que coman, se vean bien y no cambie mucho su rutina, toleran perfectamente bien temperaturas entre los 38 y 38.7oC.
c) Todo paciente que tiene más de 3-4 días de fiebre, debe revisarse o reevaluarse.
d) Paciente con fiebre mayor de 40oC debe revisarse inmediatamente, sobre todo si es valor repetido varias veces.
e) Fiebre alta pero menor de 40oC no es igual a gravedad o a necesidad de uso de antibiótico. Muchos procesos virales se manifiestan así.
f) Fiebre mas cualquiera de lo siguiente debe ser revisado inmediatamente: Cuello rígido, cefalea intensa, convulsiones, vómito seguido, dolor de oído o de garganta, vómito y/o diarrea que no mejora.
g) Los medicamentos inyectados no son más eficaces que los tomados (antibióticos, antitérmicos); de hecho, son más fuertes y peligrosos por reacciones sistémicas.
h) Debe existir una comunicación constante con el pediatra y revisarse las veces que sea necesario hasta la mejoría.
i) Los antibióticos caros o de moda (como los que ya mencioné) no son los mejores para infecciones de vías respiratorias altas. Hay antibióticos más baratos, efectivos y de espectro reducido con mejores resultados.
j) El paciente con fiebre debe permanecer con ropa ligera, en un ambiente adecuado, puede bañarse con agua tibia cuantas veces sea necesario, e hidratarse. Los baños con alcohol, fríos o con otras sustancias no son efectivos y pueden tener secuelas.
k) Antitérmicos: El que el médico ordene. Baste decir que en países de primer mundo solo hay acetaminofén e ibuprofeno, y no pasa nada. La dosis debe ser ajustada al peso, y no darse más seguido de lo que se indique.
l) No es necesario levantar a los niños por la noche para administrar “por horario” el antipirético.
m) El peor lugar para consulta por este signo es el servicio de urgencias, salvo que el caso realmente lo amerite. Estos lugares están diseñados para tratar otro tipo de emergencias (ya mencioné que por sí sola la fiebre no lo es) y usualmente los niños son sometidos a estudios caros y no necesarios, además de tratamientos sumamente fuertes. Los médicos de similares o de servicios de ambulancias no están en su gran mayoría entrenados para ver niños.