Conocernos no es una tarea sencilla. Desde los antiguos filosos griegos es un tema que está sobre la mesa. Y es que hacerlo requiere presencia, atención y una dosis de disciplina porque requiere tiempo.
Yo no soy la misma persona que era hace un año, es más ni siquiera soy la de hace dos meses en que hice algo que no me había permitido hacer y eso, me cambió.
Vamos dejando atrás creencias, miedos y rasgos de nuestra personalidad que ya no queremos o que ya no son útiles.
Comenzamos a dejar de cumplir expectativas solo por agradar, nos hacemos responsables y dejamos de culpar y eso no solo nos cambia, eso nos transforma.
Es tan rápida la vida y queremos todo con tal inmediatez que no hacemos pausas para actualizar nuestra propia imagen es decir el concepto que tenemos de nosotros mismos.
¿Cómo reaccionabas ante la crítica cuando no habías trabajado en ti?
¿Has reconocido los logros que has tenido desde enero? ¿Qué no te gusta de ti mismo?
Conocernos implica hacer consciente nuestra luz y nuestra obscuridad.
Nuestras virtudes y defectos con el mismo amor. Sin juicio, sin critica ni etiquetas.
El autoconocimiento nos lleva de la mano a generar más amor por nosotros mismos porque: quién quiere amar y comprometerse con alguien a quién en realidad no conoce.
Yo escuchaba mucho la frase de: Nunca terminas de conocer a nadie y la aplique conmigo.. ¿De verdad me conozco?
¿Me hablo como merezco?
¿Me trato como quiero ser tratada?
Conocernos implica reflexionar y tener tiempo de ir hacia dentro para no esperar que sean los demás o el exterior quien defina quienes somos.
La relación más importante es la que tienes contigo. ¿Te gusta?
Hoy te invito a revisar que tan sana es esa relación.
Porque de la relación que tienes contigo, dependen todas las demás.
No lo dejes pasar, por algo llegaste a leer esto hoy.
Gracias!
Nos vemos en la próxima.