En un mundo complejo, que va demasiado rápido, la salud mental y el trabajo interior comienzan a tomar un papel prioritario. Buscamos trabajar en nosotros mismos por los medios que tenemos al alcance: artículos como este, libros, cursos, podcasts, redes sociales, retiros y por supuesto LA TERAPIA (canasta básica).
Hemos creado consciencia sobre la importancia de la introspección, el autoanálisis, es escrutinio de nuestras creencias y el trasfondo de nuestras conductas. Queremos sanar. Estamos deseosos de vivir una vida más feliz, más plena, más sana… la vida prometida. Por supuesto que vas por el camino correcto: querer mejorar siempre es el camino correcto, aunque algunos pasos los erremos o no nos lleven a donde pensábamos. Hacer es el camino correcto.
Sin embargo, como profesionista y como ser humano me empieza a preocupar un poco el abuso de “la búsqueda”. Veo a la gente con tantas ganas y prisa por estar bien que entran a todos los cursos que les ofrecen, siguen contenido de salud mental todos los días todo el día, solo leen libros de autoayuda y enfocan todo su tiempo y energía en sanar. Hasta me he topado con pacientes que quieren tener más de un terapeuta a la vez. Sanar, mejorar cambiar, positivo, feliz, perfecto, ¡en control…pum! Un bombardeo de información, teorías y “debiera ser” que no solo te hace sentir confundido, perdido, abrumado, cada vez mas alejado de lo que estas buscando. Permíteme déjate algunas sugerencias.
*Respeta tu proceso y a tu cuerpo. No le sobre exijas. Dale tiempo de asimilada una cosa y luego acomodar otras. Dale tiempo de digerir y asimilar. Trátate con respeto, empatía, consideración y mucho amor. Sin correr que lo que es del alma y del corazón requiere tiempo.
*Menos es mas. Evita saturarte. Toma un terapeuta a la vez. Le un libro, ponlo en platica. Da un espacio de tiempo para volverlo parte de tu vida y después vas por el que sigue. Si vas a hacer varias cosas a la vez, procura que sean con el mismo enfoque y del mismo aspecto.
*Cuida el mensaje y al mensajero. Procura que los contenidos y terapias que tomes provengan de un especialista de salud mental o alguien con una adecuada preparación. Muchas veces tenemos merolicos que nos llenan de ideas bonitas, pero poco operantes o poco sanas como lo son el fanatismo, los remedios milagrosos, el arreglo instantáneo de todos tus problemas, el positivismo tóxico y el perfeccionismo desmedido.
*Se sana viviendo. Esta es mi recomendación mas importante y el objetivo de este artículo. Los seres humanos desarrollamos mecanismo de defensa y adaptación para evitar o acomodar todo aquello que por doloroso o traumático amenaza nuestra integridad. Buscamos darle una explicación o justificación para poder “sobrellevarlos”. Intelectualizarlos y racionalizarlo son los favoritos de los que buscan incansablemente la cura rápida. Entenderlo todo, entenderse por completo, hacerlo todo bien y como debería según la teoría.
La “sanación” se queda en el “ya sé cómo”, ya sé porqué” pero no trasciende al nivel de siguiente. Se queda en un proceso mental pero no permea al fondo de tu ser, a tu inconsciente. Algo así como los estudiantes de pandemia que tenían toda la teoría de cómo sacar una muela, pero no habían siquiera inyectado una encía. En un ejemplo más de consulta, sería ese paciente que ha leído mil libros, te da su “diagnostico” pero sigue repitiendo el patrón de la pareja abusiva y sigues siendo abusiva contigo misma.
Se sana viviendo porque hacer y enfrentarse de nuevo a las situaciones (ahora con mejor autoconocimiento), es lo que lleva lo que sabes a convertirse en lo que ahora eres.
Sentirás un montón de cosas y emociones, no siempre placenteras, tendrás que ir de la mano del miedo, desarrollaras una especie de “dualidad” que tendrá un montón de conversaciones en tu cabeza y eso esta bien. Es el ajuste entre el viejo tú y el nuevo tú.
Se sana viviendo porque sabrás que has superado tu miedo al amor cuando en tus actos diarios te trates con más amor, elijas lo que te hace bien, seas tú quien se va a la segunda cita porque no buscan el mismo nivel de compromiso en la relación.
Se sana viviendo así es que prepárate, acompáñate, instrúyete, pero después deja el libro y a tu terapeuta en stand by y sal al mundo a vivirlo: Dile que no a tus padres por primera vez, aunque se sienta incomodo, invita a salir al chico que te gusta desde hace mucho, ponte ese vestido, acéptate imperfecta, haz eso que te aterroriza, atrévete a ser vulnerable contándole a tu mejor amiga que no siempre estas bien como aparentas.
Viviendo y haciendo es como le enseñas a tu cerebro que sus miedos no son reales para la adulta que hoy eres. Tu cerebro insistirá en que “no es seguro, no es correcto, no es para ti” pero tu tomarás todo lo que ahora sabes, lo haras y poco apoco tu cerebro empezara a realmente aceptar que ese miedo, que pudo haber sido una realidad en el pasado, ya no es una amenaza para la persona que hoy eres con mas fortaleza y herramientas.
Se sana viviendo porque aquellos dolores y traumas atrapados en el cuerpo encuentran su salida y su sanación en la expresión. Háblalo, báilalo, dibújalo… vívelo.
La sanación es un camino agridulce de muchas subidas y bajadas que vale la pena, pero sobre todo. la sanación es un proceso permanente de mucho amor y cambios constantes. La que eres hoy, ya no la serás en 5 años y tus realidades y necesidades requerirán de ajustes y adaptaciones.
Así es que si este artículo llego a ti, te invito a que dejes la teoría y lo lleves a la práctica. Si sale mal, lo vuelves a intentar: Ningún mar en calma hizo experto a ningún marinero. Si sale bien, repítelo hasta que esa voz en tu cabeza que te decía que “No”, te diga “estamos bien, imperfectamente bien”. Se sana viviendo una vida llena de amor.