A lo largo de la pandemia, los reportes de los factores de riesgo para sufrir cuadros graves de COVID-19 cada vez son más claros y contundentes.
Tener sobrepeso u obesidad, padecer diabetes e hipertensión son situaciones que se presentan en 3 a 5 de cada 10 personas infectadas que son admitidas a una terapia intensiva, algunas de ellas con alta posibilidad de ser intubadas y de morir.
México tiene un 32.4% de su población mayor de 15 años con obesidad (una de cada 3 personas) y ocupa el segundo lugar mundial solamente atrás de Estados Unidos que reporta 38.2%. En cuanto a la diabetes, México ocupa el quinto lugar a nivel mundial con aproximadamente 12 millones de casos (7% – 10% de la población). Finalmente, el 25% de los mexicanos padecen Hipertensión arterial. Con estas cifras podemos entender perfectamente por qué la pandemia nos ha tratado tan mal como país. Si a eso sumamos las erráticas políticas sanitarias implementadas por las autoridades, el resultado al final será desastroso.
¿Por qué México tiene estas cifras de obesidad, diabetes e hipertensión?
Ciertamente los factores son múltiples, pero el más importante de todos es el alto consumo de bebidas endulzadas y gaseosas. En este rubro, México sí es el primer lugar mundial en el consumo por persona de bebidas industrializadas. Nos siguen Estados Unidos, Brasil y Rusia (¡Qué coincidencia que sean los países con más muertes por COVID-19 en el mundo!). El contenido calórico de estas bebidas es demasiado alto para la cantidad de agua que se consume, además que va creando una dependencia muy fuerte de nuestro cerebro a los refrescos, jugos y bebidas energéticas. Por recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud una persona debe ingerir máximo 5 cucharadas cafeteras de azúcar en 24 horas.
Por si fuera poco, el daño no solamente es en término de calorías, sino de sustancias como colorantes, conservadores, estabilizadores y otros productos químicos que favorecen la aparición de varios problemas de salud frecuentemente pasados por alto.
Las principales enfermedades relacionadas directamente al consumo elevado de bebidas endulzadas y gaseosas, además de la obesidad, diabetes mellitus e hipertensión arterial son:
- Formación de cálculos renales
- Osteopenia y osteoporosis
- Anemia
- Alzheimer
- Cánceres digestivos (hígado, páncreas y vías biliares)
- Trastornos cardiovasculares
- Síndrome de intestino irritable
Una vez más, la ciencia nos llama a revisar de manera detenida y muy honesta, nuestro hábitos dietéticos, y una vez detectados problemas, tener el valor de cambiar lo que sabemos que en cualquier momento nos puede afectar seriamente no sólo la salud, sino nuestra dinámica familiar y nuestro trabajo, a veces, sin poder remediar la cosecha que obtengamos con lo que hemos sembrado durante muchos años.