La palabra dieta se ha venido utilizando como sinónimo de estar en un régimen alimenticio donde se consumen pocas calorías.
Sin embargo, etimológicamente, ésta palabra proviene del griego Dayta que significa “régimen de vida” y se acepta también como sinónimo de régimen alimenticio.
Una dieta se define entonces como el conjunto de alimentos y platillos que se consumen cada día y constituye la unidad de la alimentación. Y a esta palabra se le pueden añadir adjetivos que definan sus características, como sería por ejemplo: dieta baja en grasas, dieta blanda, dieta vegetariana, dieta hipocalórica, etc.
El interés por llevar un estilo de vida saludable, por cuidar la alimentación y saber qué estamos comiendo crece cada día. La gente podría estar mejor informada, pero llama la atención la cantidad de dietas milagrosas que circulan en el mercado, que se comparten en redes sociales y libros. Dietas que prometen resultados estupendos en poco tiempo y donde los alimentos recomendados muchas veces tienen un costo elevado o son difíciles de conseguir. Como ejemplo tenemos los llamados superalimentos, término utilizado de manera abusiva por especialistas en marketing y que al etiquetar los alimentos como tal, puede engañar a las personas haciéndolas creer que están comiendo más saludable, y llevándolas a comprar alimentos exóticos y caros y no necesariamente mejores a lo que tenemos en la canasta básica.
La realidad es que una dieta saludable se aleja mucho de las dietas de moda y como decimos, tenemos que “volver a lo básico”. A continuación menciono tres principios a tomar en cuenta al comer.
VARIEDAD: Todos los nutrientes se encuentran distribuidos en diferentes alimentos, por lo que la variedad e inclusión de todos los grupos hará que podamos nutrirnos mejor.
BALANCEAR: Incluir todos los grupos de alimentos en las proporciones recomendadas por las guías oficiales (Plato del Bien Comer, algunas pirámides o platos de otros países).
MODERAR: Tener en cuenta que, si bien se deben de incluir todos los grupos de alimentos, hay alimentos que son más energéticos y por lo tanto, hay que cuidar las porciones tomando en cuenta siempre la edad y actividad de cada persona.
Otros consejos para llevar una dieta saludable son:
Consume de temporada y si es posible local: Podemos encontrar alimentos más frescos y muchas veces a un mejor precio.
Llena tu plato de colores: Los colores en los alimentos (vegetales) nos proporcionan distintos fitonutrientes que ejercen una acción protectora contra diversas enfermedades.
Planea tus comidas: Te ayudará a darle variedad a tus platillos y a organizarte mejor.
Prepara alimentos apetecibles: Recordemos que no sólo se come por hambre, también la presentación ejerce un papel importante en las preferencias.
No calificar a los alimentos como buenos y malos: Los alimentos pueden ser más energéticos pero no por eso se tendrán que descartar, sino más bien moderar su cantidad y frecuencia de consumo.
Lee la lista de ingredientes: Cuando compres productos en paquete, no sólo leas el contenido energético, es importante saber qué estás comprando, entre menos ingredientes tenga, mucho mejor será.