Si quieres ser feliz, deja de compararte.

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Sandra Díaz

Mentor Espiritual

Una de los grandes problemas que tenemos cuando nos sentimos incómodos, enojados, frustrados o tristes con los demás y con nosotros mismos, se debe a la comparación. Tal vez desde niños vivimos normalizando ser equiparados con nuestros hermanos o con los mejores primos o atletas de la escuela, pero no es algo sano.

Después en la Universidad, en el trabajo, en la familia, entre los amigos y con las parejas ya sea que nos señalaran o lo hiciéramos nosotros, comparar es un deporte nacional.

No te compares con nadie porque tú eres único.

Estás haciendo lo mejor que puedes.

Estás dando tu mejor cara a lo que no te gusta sin sentirte derrotado.

Estás haciendo que tu vida tenga significado.

Entonces ¿Por qué te comparas?
Que le va mejor que a ti, que tiene todo eso que quieres ¿Que su vida es de cuento?

No te compares.

Mejor fíjate que han hecho que tú no.

Desea más de eso que están haciendo bien y mira si tu vida no es la que alguien más desearía.

No mires sólo hacia arriba. Mira a los lados y hacia abajo y agradece. Agradece lo que tienes, lo que hay y todo lo que puedes hacer sin envidia.

Y si la llegas a sentir ríete de ti mismo porque estabas actuando desde la ignorancia a tu vida, que sea como sea es tuya y sólo a ti te corresponde.

Si no es hoy todo lo que has soñado, ¿Qué esperas? Deja el miedo, deja las dudas, sacude tu alma y busca hasta que encuentres que es eso que te está faltando.

No busques afuera.
Busca en ti qué  quieres.

Y cuando lo tengas claro empieza a trazar el mapa, nivela la brújula, carga el barco con todo lo necesario para la travesía. Porque habrá tormentas, tal vez peligros que no imaginas, habrá obstáculos y vas a querer dejarlo todo, pero una vez hecho a la mar, el horizonte aunque se vea lejano, es lo único que existe.

No te compares, vívete, vive. Confía en ti porque eres alguien maravilloso. Y esa es tu vela y ese es tu timón.

Hasta la próxima.