Cristy Algara
“Cuando la vida te de limones,
haz limonada”
Quiero empezar compartiendo
este pedacito de mi vida con
esta frase que me ha
acompañado siempre.
Fotografía: David Lack
@clicklack
Total look:
DúO Store
Cristy Algara
“Cuando la vida te de limones,
haz limonada”
Quiero empezar compartiendo
este pedacito de mi vida con
esta frase que me ha
acompañado siempre.
Fotografía: David Lack
@clicklack
Total look:
DúO Store
«Yo soy Cristy Algara, tengo 37 años y nací en Torreón. Nací y crecí en una familia de artistas, apasionados y luchadores. Desde mi abuelo que tocaba el piano como los ángeles, mi tío Raúl jugador profesional de la NFL y mi mamá entregada al Ballet desde niña con su propia academia desde que tenía 15 años.
Mis papás han sido siempre las personas más tenaces y trabajadoras, y siempre tuve en casa un ejemplo de perseverancia que junto a mi personalidad, me han llevado siempre a conseguir lo que me propongo.
Soy bailarina de ballet desde que tengo 3 años, el arte que me ha dado la disciplina que tengo. Empecé a dar clases a los 13 años, me acuerdo que me pagaban 10 pesos la hora. Lo disfrutaba muchísimo, me hacía sentirme realizada. A la par estudié y me gradué de Ingeniería Industrial y de Sistemas en el TEC de Monterrey. Siempre fuí muy deportista. En mi etapa universitaria salía a correr por las mañanas tempranito, descubrí que si lo hacía empezaba mi día mejor, además mi mamá lo hacía y no hay nadie a quien admire más que a ella.
A los 15 años conocí al amor de mi vida, Jesús el que ahora es mi marido y el mejor compañero de vida que me pudo tocar. A los 23 años nos casamos y nos fuimos a vivir a Jamaica. Aquí empezó nuestra aventura y la segunda etapa de mi vida: dejar Torreón. Pasamos un año y medio maravilloso, que nos consolidó como pareja, pues estábamos lejos del mundo entero.
Aunque lo tuve que “dejar todo”, no me costó para nada adaptarme. Ya había vivido antes en Montana USA y en Paris y siempre he sido muy positiva, me encanta verle a todo su lado bueno. Soy una fiel creyente de que la felicidad depende de cómo interpretas lo que te pasa, una frase que siempre me decía mi papá a quien siempre he admirado profundamente por su sabiduría, y su capacidad de sacrificio. Él era capaz de hacer cualquier cosa por su familia, poniéndose en la cola; pasábamos horas hablando y filosofando de la vida, y me enseñaba a relativizar los problemas. Reconozco que en esta época lo más difícil fue dejar el ballet, pues además en Jamaica no conseguí donde bailar, así que hacía mis clases solita en la sala de mi casa, y entonces descubrí otra de mis pasiones: el yoga. Tomaba clases con una canadiense que había vivido en la India, y es fecha que recuerdo sus clases. Ella me enseño a meditar.
“...Ejercicio, mente y alimentación. Si tengo estos 3 pilares bien, soy capaz mover el mundo y sacar mi mejor versión. ”
En el 2008 el trabajo de Jesús nos llevó a Ibiza, España. Ahí encontré una academia de ballet así que pude seguir bailando y hasta di clases. Dos años después llegó la tercer y mejor etapa de mi vida: ser mamá. Esa etapa donde aprendes a querer a alguien de una forma que nunca te hubieras imaginado. Para entonces trabajaba en la compañía donde trabaja Jesús, y cuando tuve a Diego, mi primogénito, las circunstancias me hicieron llevarlo a la guardería a los 6 meses. Para México suena escandaloso, pero en España es lo más normal. Además con mi familia lejos, no me quedaba de otra. No recuerdo una etapa de mi vida donde admirara tanto a mi mamá como estos primeros meses de madre primeriza. Ahí es cuando te das cuenta de verdad la capacidad de amor y sacrificio que tiene una madre y valoras lo que hizo la tuya por ti. La extrañé como loca, así que desde ahí le hablo por teléfono si no todos los días, muy seguido. Fue una etapa de mi vida difícil, apenas me quedaba tiempo para mi. Y aunque siempre me había gustado correr, en esta etapa me volví una apasionada, pues para correr solo necesitaba mis tenis, y levantarme una hora más temprano. Listo, no le interfería a nadie, todos dormían a esa hora, y era mi válvula de escape, ese momento que tienes solo para ti en soledad, que además me llena de endorfinas para mi día. Y entonces quise poner mi propio negocio, para así poder “disponer de mi propio horario” y en Julio del 2011 abrí moms&babies, una tienda de bebés con estudio de fotografía infantil. Ese mismo noviembre, nació Daniel, mi segundo hijo. Compaginar mi tienda, mis dos hijos, mi casa y mi marido, lejos de mi familia, fue el reto más grande que me puso la vida. Pero para mí nunca ha habido imposibles así que lo dí todo. Y si me preguntas cuál es para mi el consejo más valioso que le puedo dar a una mujer cuando es mamá: nunca te dejes a ti. No puedes dar algo que no tienes, así que para ser capaz de dar, tienes que estar bien primero tú.
"...Si me preguntas cuál es para mi el consejo más valioso que le puedo dar a una mujer cuando es mamá: nunca te dejes a ti. No puedes dar algo que no tienes, así que para ser capaz de dar, tienes que estar bien primero tú."
A principios del 2019 decidí vender mi tienda en Ibiza, con mucha pena pues era todo un éxito, pero Paula, mi niña, mi mayor sueño, estaba en camino, y además decidimos mudarnos a Madrid. Entonces vino la pandemia, etapa que nos puso a prueba a todos, y creo que en especial a las mamás, pero también fue una etapa donde muchos de nosotros nos encontramos a nosotros mismos y con nuestras familias.
En mi caso, reafirmé una vez más los 3 pilares de mi vida que me mantienen en balance: ejercicio, mente y alimentación. Si tengo estos 3 pilares bien, soy capaz mover el mundo y sacar mi mejor versión. Esa que necesitas siempre pero más cuando tienes hijos.
Empiezo mi día meditando, hago ejercicio, y pongo una intención en mi día. Ser mamá es un reto constante, me hace recurrir a la respiración muy seguido (cuando no es demasiado tarde), pero no hay trabajo que me guste más. Organizo mi semana siguiente los viernes (antes del fin de semana, así disfruto, porque soy muy disfrutona). Y me pongo alarmas en el día para recordar mi intención. Aunque la satisfacción es tan grande que me hace que no me cueste, hay etapas de mi vida donde sí me cuesta más, y no me castigo, me lo permito y me escucho, cada vez tengo más métodos que me ayudan a remotivarme.
Bueno, ya voy a terminar… y voy a usar la frase con la que empecé, pues quiero compartir también que hay partes de mi de las que no me siento muy orgullosa, y que me cuestan aceptar y trabajar: mis debilidades. Ser perfeccionista, buscar constantemente la aprobación de los demás, como mamá caer constantemente en ese “sentimiento de culpa”, entre otras. Darme cuenta de ellas ha sido un paso enorme en mi vida, así que “las hice limonada”. Ahora mismo agradezco quien soy, mis errores y mis aciertos, y todo lo vivido, pues gracias a eso soy la mujer que soy ahora. Y este desarrollo no termina nunca. Agarrar las riendas de mi vida, proponerme ser mejor persona, mejor mamá y mejor esposa cada día, lograr dejar un granito de arena en la gente con la que me cruzo en mi camino, establecer un objetivo profesional y trabajar en esa dirección me llena de motivación cada día.
Ahora mismo, después de 2 años de dedicarme a mi familia, trabajo en un nuevo proyecto donde pueda compartir con la gente todo eso que la vida me ha enseñado, que junto con mi disciplina me hacen vivir de la forma más feliz y plena: en balance.
Nunca he dejado de hacer mis pasiones, porque además tengo la suerte de tener muchas: bailar, yoga, correr, pole dance, ejercicios de todo tipo, no tengo más porque creo que no las he probado. Hacer ejercicio me pone de buenas, es la forma más efectiva de combatir el estrés y la ansiedad y uno se hace adicto a todo y a quienes le hacen sentir bien.
Además esto es lo que veía en mi casa, y es lo que quiero que vean mis hijos. Creo que no hay escuela más buena para ellos que el ejemplo. Así que también tenía que comer bien. Aunque siempre lo viví en casa, y para ser bailarina de ballet no había de otra, la alimentación sana es otra de las cosas que me apasiona. El otro día recordaba con mi mamá, que en prepa en mi clase de comunicación, tuve que dar una conferencia eligiendo yo el tema, y yo hablé de nutrición. Para los 20 años creo que había probado todas las dietas que existían en ese momento, y había leído mil libros sobre eso (de hecho aún no entiendo porque estudie ingeniería, jajaja).
A principios del 2019 decidí vender mi tienda en Ibiza, con mucha pena pues era todo un éxito, pero Paula, mi niña, mi mayor sueño, estaba en camino, y además decidimos mudarnos a Madrid. Entonces vino la pandemia, etapa que nos puso a prueba a todos, y creo que en especial a las mamás, pero también fue una etapa donde muchos de nosotros nos encontramos a nosotros mismos y con nuestras familias.
En mi caso, reafirmé una vez más los 3 pilares de mi vida que me mantienen en balance: ejercicio, mente y alimentación. Si tengo estos 3 pilares bien, soy capaz mover el mundo y sacar mi mejor versión. Esa que necesitas siempre pero más cuando tienes hijos.
Empiezo mi día meditando, hago ejercicio, y pongo una intención en mi día. Ser mamá es un reto constante, me hace recurrir a la respiración muy seguido (cuando no es demasiado tarde), pero no hay trabajo que me guste más. Organizo mi semana siguiente los viernes (antes del fin de semana, así disfruto, porque soy muy disfrutona). Y me pongo alarmas en el día para recordar mi intención. Aunque la satisfacción es tan grande que me hace que no me cueste, hay etapas de mi vida donde sí me cuesta más, y no me castigo, me lo permito y me escucho, cada vez tengo más métodos que me ayudan a remotivarme.
Bueno, ya voy a terminar… y voy a usar la frase con la que empecé, pues quiero compartir también que hay partes de mi de las que no me siento muy orgullosa, y que me cuestan aceptar y trabajar: mis debilidades. Ser perfeccionista, buscar constantemente la aprobación de los demás, como mamá caer constantemente en ese “sentimiento de culpa”, entre otras. Darme cuenta de ellas ha sido un paso enorme en mi vida, así que “las hice limonada”. Ahora mismo agradezco quien soy, mis errores y mis aciertos, y todo lo vivido, pues gracias a eso soy la mujer que soy ahora. Y este desarrollo no termina nunca. Agarrar las riendas de mi vida, proponerme ser mejor persona, mejor mamá y mejor esposa cada día, lograr dejar un granito de arena en la gente con la que me cruzo en mi camino, establecer un objetivo profesional y trabajar en esa dirección me llena de motivación cada día.