¿Has inhalado alguna vez un aceite esencial? ¿Cuál ha sido tú experiencia? ¿Qué sientes cuando inhalas lavanda o menta? ¿Has dejado de toser cuando te has puesto tomillo o eucalipto en el pecho? ¿Qué recuerdos de tu infancia tienes cuando inhalas naranja? ¿Cómo es tu experiencia de meditación cuando has inhalado incieso o cedro? ¿Haz tenido la experiencia de inhalar la rosa?
Los aceites esenciales nos apoyan en cualquier proceso físico, mental, emocional y espiritual por el que estemos pasando. Y siempre nos llevan a un estado de bienestar.
Pero, ¿qué son los aceites esenciales? Son la esencia viva de la planta. Es un líquido aromático y volátil que se obtiene a través de los métodos de extracción de destilación al vapor y del prensado en frío. Y se pueden obtener de la raíz, corteza, hojas, semillas, cáscara y flores de las plantas.
Y, ¿cómo es que sanan? Sanan a través de nuestro cuerpo físico y a través de nuestro cuerpo energético.
En el cuerpo físico penetran en la membrana de las células y viajan a través de la sangre y los tejidos. Cada aceite es único y está compuesto por 200 a 500 constituyentes diferentes. La sinergia entre estos constituyentes da el poder único a cada uno. Por otro lado, cuando son inhalados llegan directo al sistema límbico del cerebro y a la amígdala. En el sistema límbico es donde se controla la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración, la memoria, los niveles de estrés y el equilibrio hormonal. Y en la amígdala se almacenan las emociones. De esta manera, un aceite esencial llega al cerebro en 30 segundos, en 2 minutos está en la sangre y en 20 minutos dentro de las células.
Por otro lado, desde el punto de vista energético, está la teoría de las vibraciones, la cual dice que los receptores del olfato dentro de la nariz detectan la vibración cuántica de cada átomo de los compuestos de los aceites. Cada ser vivo tiene una frecuencia eléctrica. Einstein comprobó que cada persona vibra de acuerdo con sus creencias y pensamientos de forma diferente (entre 62 y 68 MHz). Todos los aceites esenciales tienen una frecuencia electromagnética (desde 52 hasta 320 MHz) que regresa al organismo a su estado natural de salud. Pero hay algunos aceites esenciales que realmente cuentan con una frecuencia muy alta y que logran la sanación física y emocional regresando las células y el ADN a su estado natural de armonía, restaurando, activando y reconectando células en todo nuestro sistema. Por ejemplo la rosa, el incienso y el cedro.
Los aceites esenciales tienen las frecuencias más altas que cualquier otra sustancia natural conocida por el hombre, creando un ambiente donde las bacterias, virus y hongos, no pueden existir. Al aplicar el aceite esencial al cuerpo humano con una frecuencia particular, esta alta frecuencia elevará la calidad vibratoria de esa persona. Es así como sanan energéticamente.